martes, 1 de febrero de 2011

Capítulo 9.

¡¡Hola!! Aquí me tenéis a mí, Patri, actualizando :) Bueno, ¿qué tal lo poquito que llevamos de semana? Espero que genial :D
Aquí os dejo un capítulo más, ¡espero que os guste!

PD.: Al fin sale Ingrid :D
PD2.: Te quiero, Nat! (Y yo no soy pelota como tú, en fin ¬¬).

Capítulo 9. (Maggie)
2004

Esperamos un poco en la puerta de mi casa, hablando de los chicos y de lo que nos deparaba aquella tarde, hasta que llegaron Alex y Jack en un coche, el cual conducía Alex. Abracé a Alex y saludé a Jack con la mano, y nos montamos en el coche.

-Eh, Alex, déjame la dirección de Rian, que tengo que enviársela a mi padre para que me recoja –dije, sentándome en el asiento del copiloto.
-Vale, deja –y me cogió el móvil y la apuntó, para luego pasármelo y arrancar el coche-. ¿Listas?
-Más que eso –dijo Jamie alegre desde atrás.
-Una cosa –dijo Alex, concentrado en la carretera-: Jack y Jamie, cuidadito con lo que hacéis ahí detrás, ¿eh?
-No te preocupes, ella no quiere hacer nada, no le voy a obligar –contestó Jack, guasón-. ¡¡Ay!! ¡Que no me pegues, Jamie!

Reímos y Alex puso música. Blink-182.

-¿Te gusta Blink? –le pregunté, emocionada.
-No, el CD es mío –contestó Jack-. Sólo le gusta hacer sus covers, nada de su música, ¿no, Alex?
-No están mal –dijo Alex, haciendo caso omiso a Jack.

Sonreí. Sonaba Feeling This, mi canción favorita de ellos. Cantaba en voz baja, y al mirar hacia Alex, vi que sonreía.

-Eh, ¿qué te pasa en la cara? Ni que te hubieran cosido los extremos –reí.
-Me haces gracia cantando… algún día podrías cantar con nosotros. Tienes una voz bonita.
-No te equivocas, Alex –intervino Jamie-. Canta genial.
-Anda, vuelve con Jack y déjanos, petarda –contesté.

Pareció hacerme caso, y escuché las risas de los dos en la parte de atrás. No tardamos mucho más en llegar, y aparecimos ante una bonita casa. Alex tocó el claxon infinitas veces hasta que Rian y Zack salieron con una chica morena.

-Eh, aparca ahí, que mi padre vuelve tarde –dijo Rian, señalando un hueco entre dos coches.
-Vale. ¡Venga, bajaos todos, hemos terminado la ruta!

Bajamos del coche y les saludé con la mano.

-Hola, Magg. Hola, Jamie –nos saludó Rian-. ¿Qué tal?
-Genial –sonrió Jamie.
-Muy bien –dije, colocando bien una hoja de apuntes que estaba a punto de caerse del libro de francés.
-Hola chicas –saludó Zack-. Mirad, ella es Zoe, es mi novia. Zoe, ellas son Maggie y Jamie.
-¡Encantada! –sonreí, y le di la mano. Jamie me imitó.
-Venga, pasad, ya hemos estado practicando un poco –sonrió Rian, acompañado de Alex.

Entramos a la casa, y bajamos las escaleras que daban a un sótano donde había varios instrumentos, sillas y dos sofás. Al ver que Zoe se sentaba en uno de ellos, nosotras la imitamos y observamos con atención cómo los chicos se colocaban las guitarras y el bajo y Rian se sentaba a la batería. Alex agarró el micrófono con una mano, mientras que con la otra cogía una púa del bolsillo.

-¿Alguna petición? –dijo, haciendo retumbar la pared.
-Bájale el volumen, bestia –aconsejó Jack.
-¡Sí! The Next Best Thing –sonreí.
-Bueno, porque te vas dentro de dos canciones –dijo Jack-. Que si no, me negaba.
-Gracias –dije con ironía.
-De nada.

Se colocaron y ajustaron los instrumentos (Alex parecía especialmente nervioso, y me permití el lujo de pensar que era por mi presencia), y Jack comenzó a tocar la guitarra.
Tocaron toda la canción muchísimo mejor que en el concierto, y la verdad es que me encantó más todavía. Si a aquello le sumamos que Alex me miraba todo el rato... Jack tiró su púa hacia nosotras como si fuese un guitarrista profesional (aunque tocaba bastante bien, ¿eh?), la cogió Jamie, pero luego se la pidió porque se había dejado el resto de púas de su colección en casa.

-¿Y ahora? –preguntó Zack al terminar la canción.
-¡Hit the Lights! –exclamó Zoe.
-Sí, esa, que no la hemos escuchado –sonrió Jamie.

Tras asentir, comenzaron a tocarla. Me gustó, era pegadiza y sonaba genial. Además, la voz de Alex en ella era demasiado… Puf. Mientras que Jack hacía un solo, le di un toque a mi padre, pues no debía perder el tiempo. Qué asco de francés. Debería haberle hecho caso a Jamie cuando me pidió que cogiera español con ella. Ahora, por culpa de la asignatura, me perdería un ensayo increíble y la voz de Alex, sin olvidar sus abrazos y algún que otro beso en la mejilla. Puaj.
Dejé de preocuparme y aproveché los últimos minutos de ensayo que me quedaban. Tras terminar de tocar Hit the Lights, comenzaron a tocar Lullabies, y mi corazón dio un vuelco al ver a Alex mucho más afectado que en el concierto. Cuando escuché el claxon del coche de mi padre, creí ver una lágrima cayendo de su mejilla.

-¿Ese es tu padre? –preguntó Zack, interrumpiendo otro solo de Jack.
-Sí –hice una mueca. No me quería ir.
-Joder tía, qué mierda –se quejó Jamie.
-Ya… ¿pero qué le hago? Ya nos veremos mañana –sonreí, tratando de autoconvencerme de que era lo mejor y de que no me iba a perder mucho yéndome.
-Te acompaño –dijo Alex, deshaciéndose de la guitarra.

Le dediqué una sonrisa y subimos las escaleras, hasta salir al pasillo. Alex se giró hacia mí, y me puse nerviosa.

-Eh, ¿crees que si te doy un abrazo fuera tu padre se enfadará? –me preguntó.
-No sé –reí, nerviosa, frotándome el cuello-. No creo.
-Bueno, por si acaso te lo doy aquí –rió.

Me dejé envolver por sus brazos y aspiré su aroma. Dios, qué bien olía el cabrón.

-Que te sea leve –susurró-. Mañana a la salida te veo –me besó la mejilla y, tras abrirme la puerta y acompañarme, me monté en el coche. Vuelta a casa.

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