sábado, 26 de febrero de 2011

Capítulo 17.

¡Hooooooooooooola!

Aquí yo subiendo :3 Este finde Natalia está con Polly, más cuquis *-* (habéis visto las fotos? MÁS MOOOOOOONAS!).
Este finde es más largo para mí, tengo puente :B y vuelvo el miércoles a clase, pero me toca estudiar a tope... tengo finales :_
Pero no os preocupéis que Stay Awake sigue, y nos quedan muuuuuuuchas reservas!

xoxo.

Capítulo 17. (Maggie)
2004

El domingo, Jamie y yo estuvimos estudiando biología para el examen del lunes, y por la noche, después de cenar, Alex me llamó y estuvimos hablando hasta las tantas. Quedamos en que al día siguiente nos recogerían Jack y él en coche para comer todos en casa de Rian, verlos ensayar y pasar allí parte de la tarde. Era un plan genial, ya que nosotras teníamos examen práctico de informática al día siguiente, por lo que no teníamos que estudiar nada.

Por la mañana, el examen de biología nos salió genial. Estuvimos hablando del regalo del amigo invisible en tutoría, y nos dijeron que era para el viernes. Genial, y yo ni tenía pensado qué le regalaría a Frank. Suspiré y, cuando sonó el timbre, Jamie y yo salimos de clase.



-Si se entera Frank de que le regalo yo... -dejé la frase en el aire.

-Te dirá: "Quiero que mi regalo sea una noche loca contigo" -ella le imitó, y yo reí.

-Puf... ¿qué le puedo regalar?

-A ver tía, no le regales nada. Enserio, ese cerdo no se merece nada de ti -dijo ella, indignada-. Le dices "El lunes te lo doy, que se me ha olvidado", y ya está. Así quedas bien delante de todos y él se queda con la ilusión dos días más.

-Ya pero no sé, me sabe mal...

-Eres más buenecita... -sacudió su cabeza-. ¡Mira, están allí!



Nos acercamos al coche, pero noté una mano agarrando mi brazo. Me giré. Mierda, Frank.



-Hoy no están tus amiguitos, ¿eh? -me dijo.

-Sí, gilipollas -me libré de su agarre, le di una bofetada y Jamie y yo corrimos hacia el coche.

-Perra, que sepas que la próxima no te libras. O te vienes conmigo o te vienes.



Llegamos justo a tiempo, pues Alex estaba deshaciéndose del cinturón.



-Alex, déjalo -dije, sentándome en el asiento del copiloto-. Ni te esfuerces en pelearte con él. 



Él resopló, enfadado, y arrancó el coche. Le observé. Estaba en tensión constante, y hasta que no llegamos a la casa de Rian no se relajó. Aparcó, y salimos del coche. Fui a abrazarle. 



-Hey, Alex, no te pongas así, ¿vale? Estamos aquí, nos lo vamos a pasar bien y a olvidarnos del imbécil de Frank, ¿está bien?

-No vuelvas a dejar que te toque, Magg, o tendrá más que problemas conmigo -dicho eso, sonrió-. Ahora, ¿qué tal tu examen?

-Muy bien -le sonreí y le besé la mejilla-. ¿Preparado para el ensayo?

-Sí -luego se acercó a mi oído y me susurró:-. El sábado nos quedó algo pendiente, que Brooklyn nos interrumpió.



Yo solté una carcajada a modo de respuesta y avanzamos hasta la puerta, donde Jack y Jamie nos esperaban.



-Venga tortolitos -bromeó Jack.



Entramos a la casa, donde ya estaban Rian, Zack y Zoe. Nos saludamos con un abrazo y nos sentamos.



-Voy al baño un momento -dijo Jamie-. ¿Dónde está?

-Trae, te acompaño yo -negó la cabeza Jack, como si fuera obvio y ella, tonta.

-En fin, con que no intentes nada, me basta.



Se levantaron de la mesa y salieron al pasillo. La mesa se llenó de susurros.



-El jueves en el pub se lían, ¿qué apostáis? -dijo Alex con una sonrisa maliciosa.

-Cinco pavos -reí.

-Yo también -dijo Zack.

-Yo... no sé. Jamie es distinta -contestó Rian.

-Pero tú sabes que Jack se lleva a las que quiere -rió Zack-. Tiene el punto chulesco que atrae a las chicas.



La apuesta se realizó. Todos menos Rian (que no se quería arriesgar) apostamos que el diecisiete, Jack y Jamie acabarían liados.

En el ensayo tocaron nuestras canciones preferidas (The Next Best Thing, Memories That Fade Like Photographs, Hit the Lights...), las repitieron varias veces para que les quedaran perfectas para el concierto del jueves. Después, todos nos sentamos en el sofá a hablar. Acabé sentada sobre Alex, pues no quedaba espacio.



-Podría acostumbrarme a esto -me dijo, apoyando su cabeza en mi hombro-. Me gusta eso de que vengáis a algunos ensayos.

-En cuanto acabemos los exámenes, esperamos venir a todos los que nos invitéis -le besé la punta de la nariz-. El miércoles queremos venir al gran ensayo.

-Ya sabéis que estáis invitadas, no creo que sea un suplicio para vosotras. 

-Eh, ¿merendamos? -preguntó Jack, que hablaba con Rian y Jamie.

-¿Cómo puedes comer a todas horas y estar como un palo? -dijo Jamie-. Yo quiero.

-No hace falta que le respondas, Jack -intervino Zack.

-Sí hace falta, a las damas hay que darles lo que quieren, así que Jamie, si quieres estar así, con este cuerpo serrano, lo único que necesitas es alguien que te dé sexo -contestó Jack-. Y aquí tienes un voluntario. 



Jamie le golpeó el hombro a modo de respuesta y ella y yo subimos a preparar la merienda para todos, que parecían no haber probado un bocado en su vida.

El resto de la tarde lo pasamos entre risas, caricias, anécdotas del grupo y planes. Nadie dijo nada de la apuesta, más que nada, porque queríamos saber qué pasaría y si llegaba a oídos de Jamie, ella se enrollaría con él.

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