domingo, 6 de febrero de 2011

Capítulo 11.

¡Holaaaaaaaaaaa! Aquí tenéis una dosis más de vuestra droga... ;)
Bueno, no tengo mucho que decir, simplemente que hoy es un domingo más, aunque espero que la semana vaya tan bien como quiero :D
Un besito! <3

PD: Nat está loca.


Capítulo 11. (Maggie)
2004

La mañana pasó entre risas, el examen de francés y la alegría de que el final de los exámenes se acercaba. Hicimos el amigo invisible en nuestra clase y… ¿a que no adivinaríais a quién me tocó? Bingo. A Frank.
 
-Dios mío. ¿Qué le vas a regalar? –me preguntó Jamie.
-Pues ni idea… supongo que una orden de alejamiento –las dos reímos.
-Míralos qué monos, allí en la puerta, esperándonos –dijo ella.
-Dirás qué mono Alex, porque Jack…
-Eh, que será tonto, ¡pero también es cuqui!
-Ya, bueno, si tú lo dices…
 
También vimos a Frank, que se nos volvió a acercar para la misma proposición, pero le ignoramos totalmente, y cuando me vio abrazar a Alex, se fue.



-¿Qué tal el día? -me preguntó Alex, pasando su brazo por mis hombros.

-Genial, el examen me ha salido de escándalo -sonreí-. ¿Y a ti qué?

-Muy bien, como siempre -rió-. Mañana primera clase de guitarra... ¿lista?

-¡Sí! ¿Qué vas a querer comer?

-Pues no sé, me basta con lo que sea -rió-. Si quieres te ayudo a prepararlo.

-Nunca viene mal una ayudita en la cocina.



Él sonrió como él sólo sabía hacerlo y miró hacia atrás, donde Jack trataba de poner el brazo en la cintura de Jamie sin que ella se lo retirara al minuto (todo, claro está, por las barbaridades que soltaría por esa boquita).

Alex me volvió a mirar, con una sonrisa en la cara. ¿Este chico no hacía otra cosa que no fuera sonreír?



-Me parece que tenemos una conversación pendiente -me dijo.

-Ah, ¿sí? -traté de hacer memoria, pero nada, no lo recordaba.

-Sí. Tenemos que concertar una segunda cita. 

-¡Cierto! -exclamé. Creo que me empezaron a temblar las rodillas-. ¿Cuándo?

-¿El sábado por la noche estás libre?

-Jamie y yo íbamos a ir de...

-¡Está libre, Alex! Jamie, que Jack y yo hemos quedado, que me va a enseñar una tienda de música, ¡te lo dije anoche!



Pero claro, eso se lo había inventado, porque Jack soltó un "¿enserio?" y luego un gemido de dolor, lo que indicaba que le habría dado un codazo.



-En ese caso, sí, estoy libre -contesté. Ésta se la debía a Jamie-. ¿Qué haremos?

-¿Cine y cena?



Reímos ante el juego de palabras y asentí. No estaría nada, pero que nada mal. Ver una película con Alex y que luego me llevara a cenar por ahí… Uf. Demasiado.



-Bueno Alex, ¿y estas dos chicas cuando van a volver a vernos tocar? -preguntó Jack.

-Pues ellas dirán, ya saben que ensayamos todos los días, así que cuando quieran venir que nos lo digan.

-Mañana, cuando vayáis a ensayar, podríamos ir -propuso Jamie.

-En ese caso, nada más terminar la clase os venís conmigo -dijo Alex.

-Guay -sonreí-. ¿Qué día dijiste que sería el próximo concierto?

-El diecisiete -contestó.

-¿Dentro de una semana? ¡Guay! -exclamó Jamie.

-En vez de quedarnos en la fiesta, podríamos irnos a un pub o algo -sugirió Jack.

-No es mala idea, Jack, has pensado -bromeó Alex.

-Qué gracioso, ja, ja.

-A mí sí me ha hecho gracia -rió Jamie.

-Te cogería en brazos para torturarte, pero paso de quedarme sordo con tus chillidos.

-Como si pudieras conmigo -rió.



Alex y yo contemplábamos la escena divertidos. Llegamos a mi casa, y tras despedirme de Jack, abracé y le di un beso en la mejilla a Alex.



-Hasta mañana -se despidió.

-¡Hasta mañana!



Cuando les vimos girar la esquina, Jamie me miró, seria. Luego empezó a chillar y a saltar, asustándome. 



-¡¡Alegra esa cara, tienes una segunda cita con Alex!! -exclamó.

-Sí, y tú una con Jack -reí.

-¡Uf! Será como para verlo... 

-Eh, que siempre le puedes decir que era un farol. Aún así, gracias por dejarme esta cita.



La abracé y ella me respondió con cariño. 



-¡Y mañana vas a estar casi todo el día con Alex! -dijo ella, separándose-. No, si el 17 verás... acabaréis liándoos en un reservado.

-Lo que tú digas -reí-. ¿Crees de veras que le gusto?

-No, te odia. Por eso te ha pedido una segunda cita y ha insistido en acompañarte a casa todos los días después de clase.



Reímos. 



-No sé, a lo mejor es que sólo quiere ser cortés...

-Lo que tú digas -rió-. Ya me contarás mañana en el ensayo cuando recupere su enérgica voz. 

-¿Eh?

-Al principio creía que eran ilusiones mías, pero comentándolo con Jack, ayer, cuando te fuiste, Alex continuó el ensayo como más decaído. Fue un poco... raro. No lo dejes escapar, Magg. Es un buen chico y encima, te trata bien. Mejor que con Frank, vas a estar seguro -me revolvió el pelo y comenzó a caminar hacia su casa-. ¡Luego te llamo para ver cómo vas con matemáticas!

-¡Vale! ¡Y no te emparanoyes más!



Entré corriendo en mi casa y suspiré. No podía ser cierto lo que me había contado Jamie. ¿Hola? ¿Estamos locos? ¿Alex decaído porque yo no estaba? Imposible.

Puse mi CD de Blink-182 en el reproductor de música, me puse cómoda y bajé a comer. Había una nota en el frigorífico que decía que mi padre vendría a comer, así que le esperaría. Mientras tanto, recibí un SMS en mi móvil. Al abrirlo, se me quedó la cara de tonta. Era de Alex.
 
Suerte con matemáticas, estudia mucho, que el sábado te quiero ver, ¿eh?
Un beso, petarda.

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