martes, 22 de febrero de 2011

Capítulo 15.

¡Hoooooooooooooooooooooola!
Bueno, hoy no estoy de muy buen humor (problemas amorosos y demás, es lo que tiene ser una forever alone xDDD), pero jo, es llegar a Twitter y me sacáis una sonrisa *_*
Os dedico este cap a todas las que nos leéis y hacéis que sea tan emocionante subir 
capítulo para ver qué opináis *-* Enserio, gracias chicas!

PD.: decidle a Nat que es genial, que a mí ya no me escucha!
PD. 2: aquí tenéis, @eidnariot, @theblacksheepie y @wantfeelthebeat <3

xoxo,
Patri. <3

Capítulo 15. (Maggie)
2004

El sábado, Jamie y yo estuvimos en mi casa, nerviosas. Yo porque iría con Alex a nuestra segunda cita y ella porque se quedaría a solas con Jack, y no sabía lo que harían.
Tras decidir lo que me pondría (unos vaqueros ajustados, unas Vans y mi camiseta de Blink con una rebeca negra), fuimos a su casa a escoger la ropa que se pondría ella. Comimos allí y, después de ver una película, me fui a mi casa a arreglarme.
Me alisé el pelo y me maquillé muy poquito, sólo raya negra en los ojos y rímel, para resaltar mis pestañas. Me eché brillo en los labios, para estar algo más guapa. Metí el móvil y las llaves en los bolsillos del pantalón y escuché el timbre justo a las siete. Bajé corriendo las escaleras, pero fue tarde: mi madre ya le había abierto.

-Buenas tardes, señora –saludó Alex. Vaya, iba guapísimo, con una camiseta de All Time Low (¿de dónde la habría sacado?) y una camisa de cuadros encima, con una cazadora de cuero en el brazo-. ¿Está Maggie?
-Buenas tardes, supongo que serás Alex, ¿me equivoco?
-No.
-Anda, pasa, Maggie no tardará.
-Estoy aquí, mamá –bajé las escaleras, con una sonrisa-. ¿Nos vamos?
-Sí –sonrió él-. Un placer conocerla, señora Storm.
-Lo mismo digo, Alex, a ver si algún día te vienes a cenar a casa –le invitó mi madre.
-Sí, algún día se vendrá, hale, adiós mami –me despedí, dándole un beso en la mejilla.

Salimos de la casa y suspiré al entrar en el coche.

-Qué maja tu madre, algún día me quedaré a cenar –rió Alex, que había notado que esa idea no me agradaba.
-Sí, cuando los cerdos vuelen y Jack esté gordo.
-Jo…

Reímos y arrancó el coche. Puso la radio y condujo a través de las calles de Baltimore, que estaban plagadas de luces navideñas y personas paseando. Alex tarareaba las canciones que iban sonando y yo sonreía. Le veía tan feliz…
No tardamos en llegar a un centro comercial que habían construido nuevo en las afueras de la ciudad. Era enorme, y tenía unos cines que había leído que eran bastante buenos.

-Bueno, ¿qué peli quieres ver? –me preguntó. Estábamos ya en las taquillas, mirando los horarios.
-Mm… Sobreviviendo a la Navidad pinta bien –dije, leyendo el folleto con las películas que había-. ¡¡Uuuuuh!! Es de Ben Affleck.
-Eh, que la cita es conmigo, no con él –bromeó Alex.
-Ya, ya, no te preocupes –le besé la mejilla y compramos las entradas.

Como quedaba un cuarto de hora, decidimos comprar las bebidas y las palomitas (las cuales compartiríamos) y entrar a la sala hasta que empezara la película.
Nos habían puesto en la última fila, menos mal que la sala era inclinada y se veía bien, que si no…

La película fue más que bien. Más de una vez hubo encontronazo de manos al coger las palomitas, y en lugar de retirarla, Alex me la acariciaba o me la agarraba con cariño. No sé cómo pude acabar viva de la película, entre Ben Affleck y Alex…
Al terminar, Alex me llevó abrazada por la cintura a un… espera. ¿¡Un McDonald’s?!

-¡Tachán! –canturreó-. Venga, vamos, que quiero dos Happy Meals.

Reí, y me cogió la mano para tirar de mí. Parecía un niño pequeño. Se pidió sus dos Happy Meals y a mí me compró un McPollo con patatas normales y agua. Nos sentamos en una mesa que dejaba ver las luces de Baltimore iluminada.

-Me encanta que me hayas traído aquí –dije, con una sincera sonrisa.
-Pero qué dices, Magg, si es lo más cutre…
-¡No! Es original. No eres de esos que se buscan restaurantes carísimos en las primeras citas y en el resto llevan de paseo a las chicas por el parque –reí-. No puedes aparentar lo que no eres, y tú te has mostrado tal y como eres. Simple, y un crío.

Él rió, mientras peleaba contra el plástico de su juguete. Parecía una nave espacial o algo raro.

-Pues mis otras citas siempre decían que era muy cutre por hacer esto –me contó, mientras seguía forcejeando-. Pero a ver, soy como soy, no es que esté forrado ni nada por el estilo… eso sí, te prometo que si hay tercera cita, te llevaré a un restaurante algo más formal –sonrió.
-No hace falta –sonreí-. Yo soy feliz con poco.
-¿Con eso me das a entender que quieres una tercera cita? –me preguntó, emocionado.
-Sí, tontorrón. Y quinta, y sexta… -le dediqué una sonrisa tímida. Espero que captara la indirecta.
-Oh, ¡en ese caso tengo que ir planeándolas! –exclamó, fingiendo preocupación extrema.

Reímos y continuamos hablando sobre lo que haríamos en vacaciones, los exámenes que me quedaban, All Time Low…

-Eh, en Nochevieja nos han invitado a una fiesta en un pub. Barra libre. Si os colamos a Jamie y a ti con nosotros, pasaréis gratis, en vez de pagar cuarenta dólares por la entrada.
-¿Enserio? ¡¡Genial!! No teníamos planes para Nochevieja –reí-. Nos has salvado del aburrimiento.

Cuando terminamos de cenar, viendo que ya era tarde, Alex me acompañó a casa en su coche. Salió para abrirme la puerta, y me abrazó. Me besó la mejilla.

-Gracias por soportarme –sonrió, parecía nervioso-. Eres la primera chica en mucho tiempo que soporta más de dos citas conmigo.
-No te soporto, me divierto contigo y me lo paso bien. Además, me haces reír, ¿qué mejor cualidad hay en un chico que esa?

Lo supe. Iba a besarme. Y yo iba a responderle, ¿por qué no? Quería besarle. Se lo merecía más que muchos chicos que conocía.
Oh, Dios. El corazón me latía muy deprisa. Estábamos a milímetros. Nuestros labios ya se rozaban, casi. Ay, madre. Creí que me moría.

-Joder, Alex, despídete ya, que estamos esperando a que entre –gritó Brooklyn desde la puerta, haciendo que Alex y yo nos separásemos corriendo. ¡ZORRA!
-Anda, Brooklyn, vete a la mierda, ¿vale? –le grité.

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