sábado, 26 de febrero de 2011

Capítulo 17.

¡Hooooooooooooola!

Aquí yo subiendo :3 Este finde Natalia está con Polly, más cuquis *-* (habéis visto las fotos? MÁS MOOOOOOONAS!).
Este finde es más largo para mí, tengo puente :B y vuelvo el miércoles a clase, pero me toca estudiar a tope... tengo finales :_
Pero no os preocupéis que Stay Awake sigue, y nos quedan muuuuuuuchas reservas!

xoxo.

Capítulo 17. (Maggie)
2004

El domingo, Jamie y yo estuvimos estudiando biología para el examen del lunes, y por la noche, después de cenar, Alex me llamó y estuvimos hablando hasta las tantas. Quedamos en que al día siguiente nos recogerían Jack y él en coche para comer todos en casa de Rian, verlos ensayar y pasar allí parte de la tarde. Era un plan genial, ya que nosotras teníamos examen práctico de informática al día siguiente, por lo que no teníamos que estudiar nada.

Por la mañana, el examen de biología nos salió genial. Estuvimos hablando del regalo del amigo invisible en tutoría, y nos dijeron que era para el viernes. Genial, y yo ni tenía pensado qué le regalaría a Frank. Suspiré y, cuando sonó el timbre, Jamie y yo salimos de clase.



-Si se entera Frank de que le regalo yo... -dejé la frase en el aire.

-Te dirá: "Quiero que mi regalo sea una noche loca contigo" -ella le imitó, y yo reí.

-Puf... ¿qué le puedo regalar?

-A ver tía, no le regales nada. Enserio, ese cerdo no se merece nada de ti -dijo ella, indignada-. Le dices "El lunes te lo doy, que se me ha olvidado", y ya está. Así quedas bien delante de todos y él se queda con la ilusión dos días más.

-Ya pero no sé, me sabe mal...

-Eres más buenecita... -sacudió su cabeza-. ¡Mira, están allí!



Nos acercamos al coche, pero noté una mano agarrando mi brazo. Me giré. Mierda, Frank.



-Hoy no están tus amiguitos, ¿eh? -me dijo.

-Sí, gilipollas -me libré de su agarre, le di una bofetada y Jamie y yo corrimos hacia el coche.

-Perra, que sepas que la próxima no te libras. O te vienes conmigo o te vienes.



Llegamos justo a tiempo, pues Alex estaba deshaciéndose del cinturón.



-Alex, déjalo -dije, sentándome en el asiento del copiloto-. Ni te esfuerces en pelearte con él. 



Él resopló, enfadado, y arrancó el coche. Le observé. Estaba en tensión constante, y hasta que no llegamos a la casa de Rian no se relajó. Aparcó, y salimos del coche. Fui a abrazarle. 



-Hey, Alex, no te pongas así, ¿vale? Estamos aquí, nos lo vamos a pasar bien y a olvidarnos del imbécil de Frank, ¿está bien?

-No vuelvas a dejar que te toque, Magg, o tendrá más que problemas conmigo -dicho eso, sonrió-. Ahora, ¿qué tal tu examen?

-Muy bien -le sonreí y le besé la mejilla-. ¿Preparado para el ensayo?

-Sí -luego se acercó a mi oído y me susurró:-. El sábado nos quedó algo pendiente, que Brooklyn nos interrumpió.



Yo solté una carcajada a modo de respuesta y avanzamos hasta la puerta, donde Jack y Jamie nos esperaban.



-Venga tortolitos -bromeó Jack.



Entramos a la casa, donde ya estaban Rian, Zack y Zoe. Nos saludamos con un abrazo y nos sentamos.



-Voy al baño un momento -dijo Jamie-. ¿Dónde está?

-Trae, te acompaño yo -negó la cabeza Jack, como si fuera obvio y ella, tonta.

-En fin, con que no intentes nada, me basta.



Se levantaron de la mesa y salieron al pasillo. La mesa se llenó de susurros.



-El jueves en el pub se lían, ¿qué apostáis? -dijo Alex con una sonrisa maliciosa.

-Cinco pavos -reí.

-Yo también -dijo Zack.

-Yo... no sé. Jamie es distinta -contestó Rian.

-Pero tú sabes que Jack se lleva a las que quiere -rió Zack-. Tiene el punto chulesco que atrae a las chicas.



La apuesta se realizó. Todos menos Rian (que no se quería arriesgar) apostamos que el diecisiete, Jack y Jamie acabarían liados.

En el ensayo tocaron nuestras canciones preferidas (The Next Best Thing, Memories That Fade Like Photographs, Hit the Lights...), las repitieron varias veces para que les quedaran perfectas para el concierto del jueves. Después, todos nos sentamos en el sofá a hablar. Acabé sentada sobre Alex, pues no quedaba espacio.



-Podría acostumbrarme a esto -me dijo, apoyando su cabeza en mi hombro-. Me gusta eso de que vengáis a algunos ensayos.

-En cuanto acabemos los exámenes, esperamos venir a todos los que nos invitéis -le besé la punta de la nariz-. El miércoles queremos venir al gran ensayo.

-Ya sabéis que estáis invitadas, no creo que sea un suplicio para vosotras. 

-Eh, ¿merendamos? -preguntó Jack, que hablaba con Rian y Jamie.

-¿Cómo puedes comer a todas horas y estar como un palo? -dijo Jamie-. Yo quiero.

-No hace falta que le respondas, Jack -intervino Zack.

-Sí hace falta, a las damas hay que darles lo que quieren, así que Jamie, si quieres estar así, con este cuerpo serrano, lo único que necesitas es alguien que te dé sexo -contestó Jack-. Y aquí tienes un voluntario. 



Jamie le golpeó el hombro a modo de respuesta y ella y yo subimos a preparar la merienda para todos, que parecían no haber probado un bocado en su vida.

El resto de la tarde lo pasamos entre risas, caricias, anécdotas del grupo y planes. Nadie dijo nada de la apuesta, más que nada, porque queríamos saber qué pasaría y si llegaba a oídos de Jamie, ella se enrollaría con él.

jueves, 24 de febrero de 2011

Capítulo 16.

Well, well Little Bastards. Here I am. Digamos que me he retrasado por exámenes. F&Q me ha salido genial. Y aprobé biología e historia. Tengo la semana que viene 2, y los de laboratorio para finales de Marzo. Espero aprobarlos tooooodos :)





Capítulo 16. (Jamie)
2004
                       
-Jamie, nos vamos a casa de mi amiga a cenar-gritó mi madre desde abajo.
-¡Vale!-le respondí.
-¡Pórtate bien!-volvió a gritar.

Escuché como la puerta mi madre apremiaba a mi padre, tenían prisa. Miré el libro de Historia y lo cerré de golpe. Miré el reloj, eran las siete y media. ¿Por qué se iban tan pronto? En fin, así si Jack aparecía, no tendría que dar explicaciones… ¡Oh, mierda!

-Mamá-exclamé asomándome por el hueco de las escaleras.- ¡Mamá!
-¿Qué pasa, Jamie?-preguntó ella mirándome.
-Va a venir un amigo, me va a dar clases de guitarra-dije, inventándome lo último.
-Oh, ¿es amigo del chico que le da clases a Maggie?-preguntó de nuevo.
-Sí, mamá. Es el guitarrista del grupo de Alex.
-Está bien, pero no hagáis nada raro.
-Sólo tocar la guitarra-suspiré.

Salieron y miré el reloj. ¿Aparecería Jack? ¿Y por qué estaba nerviosa? Rodé los ojos y volví a subir a mi habitación. Rebusqué entre los cds y me di cuenta de que faltaba uno de Maroon 5. Supuse que me lo habría dejado en casa de Maggie. Así que ¿fall out boy? No, mejor Green Day.

Cogí el cd de American Idiot y bajé las escaleras corriendo. Lo puse en la mini cadena y subí el volumen a tope. Me gustaba hacer eso cuando estaba sola en casa, era relajante. Y sí, los vecinos podían quejarse lo que les diese la gana.

Tarareé la canción mientras abría el frigorífico y cogí una lata de Fanta. La abrí y la dejé sobre la encimera al escuchar el timbre. Ya debía de haber llegado Jack. Yo no es que me hubiese complicado demasiado. Mi camiseta de Hurley y unos vaqueros.

-Buenas-saludó sonriente cuando le abrí.
-Hola…-miré la caja de pizza que llevaba en sus manos y no pude evitar reírme.- ¿Entonces has pagado la pizza?
-¡Claro!-exclamó sin dejar de sonreír.- ¿Me vas a dejar pasar o simplemente cenamos en la calle?
-No, pasa, pasa-me eché a un lado para que él pasase. Cerré la puerta y lo dirigí hasta el salón.

Mientras él se acomodaba, yo fui a la cocina a por mi Fanta. Regresé y vi a Jack abriendo la caja de la pizza, y mordiéndose el labio inferior. Evité reírme y él me miró alzando una ceja.

-¿Quieres algo de beber?
-Una coca cola o algo así estará bien-asintió levemente con la cabeza.

Volví a la cocina y abrí el frigorífico. La verdad, es que tenía una reserva especial de coca colas para Maggie. Cogí una y me encaminé de nuevo al salón. Se la di y me senté a su lado, mientras Holiday sonaba.

-Me gusta la música que escuchas-comentó y yo cogí un trozo de pizza.- ¿Tienes hambre?
-Si no, no cogería, ¿recuerdas?-le sonreí y mordí un trozo.
-Vale, entonces prepárate para verla desaparecer-me amenazó y cogió un trozo de pizza él también.-Pensé que sólo era un farol.
-Ya, si me pagas la pizza, lo menos es dejarte cenarla en mi casa-le saqué la lengua y él me sonrió.
-¿Recuerdas qué te dije?-preguntó dejando el trozo de pizza en la mesa.
-Nunca recuerdo nada de lo que tú me dices-le guiñé un ojo y seguidamente, volví a sacarle la lengua.
-Vale…

Y sin darme tiempo, se abalanzó sobre mí y mordió con suavidad mi lengua. Me quejé y golpeé su pecho. Él se rió y me miró. Estábamos cerca, muy cerca. Notaba su respiración contra mis labios, pero le empujé un poco y finalmente, volvió a sentarse bien.

-¡Eres un bestia!-me quejé mirándole mal.
-Te ha gustado-me indicó cogiendo de nuevo el trozo de pizza.
-No.
-Eso es porque no te he besado…
-Como si besases bien-reí divertida.
-Cuando lo compruebes, me darás la razón, preciosa-y besó mi mejilla con diversión.
-Claro que… No-le sonreí y di un trago a mi Fanta.- ¿Por qué has venido?
-Te dije que vendría, y que, te invitaría a la pizza. De todos modos, me lo paso bien contigo. Eres… Diferente-me sonrió alegre.-Me pegas, me insultas, y encima, ¡no quieres nada conmigo!
-Si quisiese algo, cielo, me pegaría un tiro-reí y él me lamió toda la mejilla.- ¡Eres un guarro!
-Eso no es lo que dicen las otras…
-No me importa lo que digan las otras-bufé y me froté la mejilla con la manga de la chaqueta.-Guarro.
-Tienes un sabor… Raro.
-Me has lamido la mejilla, idiota-bufé y mordí la pizza.
-Y si te beso, sabrás a pizza-sonrió y yo sonreí también, rodando los ojos.- ¿Te lo pasas bien?
-Sí, me divierto… Es diferente. Pensé que no ibas a aparecer y me iba a poner al ordenador… Una tarde como otra cualquiera. Bueno, no. Porque Maggie y Alex están en su cita…
-Y nosotros en la nuestra-me indicó.
-¿Se puede considerar esto cita?-pregunté.
-Bueno, es la primera cita normal que tengo en toda mi vida-sonrió.-Con las demás es en plan de en la primera cita, enrollarnos… Y tú no quieres, así que, te respeto.
-Mejor, porque no tengo problema en darte una hostia.

Rió. Así pasamos las tres horas o cuatro que se quedó conmigo. Hablando, haciendo el idiota. Él volvió a morderme la lengua y yo volví a pegarme. A la hora de marcharse, le acompañé hasta la puerta.

-Me lo he pasado bien-dijo sonriente.
-Y yo-asentí.
-Entonces, te veré pronto-rió y abrazó mi cintura, para acercarme a él. Besó la comisura de mis labios y después mi mejilla.

Me quedé mirando como se marchaba y sonreí. Entré dentro y le di una pérdida a Maggie, para que me llamase enseguida.

martes, 22 de febrero de 2011

Capítulo 15.

¡Hoooooooooooooooooooooola!
Bueno, hoy no estoy de muy buen humor (problemas amorosos y demás, es lo que tiene ser una forever alone xDDD), pero jo, es llegar a Twitter y me sacáis una sonrisa *_*
Os dedico este cap a todas las que nos leéis y hacéis que sea tan emocionante subir 
capítulo para ver qué opináis *-* Enserio, gracias chicas!

PD.: decidle a Nat que es genial, que a mí ya no me escucha!
PD. 2: aquí tenéis, @eidnariot, @theblacksheepie y @wantfeelthebeat <3

xoxo,
Patri. <3

Capítulo 15. (Maggie)
2004

El sábado, Jamie y yo estuvimos en mi casa, nerviosas. Yo porque iría con Alex a nuestra segunda cita y ella porque se quedaría a solas con Jack, y no sabía lo que harían.
Tras decidir lo que me pondría (unos vaqueros ajustados, unas Vans y mi camiseta de Blink con una rebeca negra), fuimos a su casa a escoger la ropa que se pondría ella. Comimos allí y, después de ver una película, me fui a mi casa a arreglarme.
Me alisé el pelo y me maquillé muy poquito, sólo raya negra en los ojos y rímel, para resaltar mis pestañas. Me eché brillo en los labios, para estar algo más guapa. Metí el móvil y las llaves en los bolsillos del pantalón y escuché el timbre justo a las siete. Bajé corriendo las escaleras, pero fue tarde: mi madre ya le había abierto.

-Buenas tardes, señora –saludó Alex. Vaya, iba guapísimo, con una camiseta de All Time Low (¿de dónde la habría sacado?) y una camisa de cuadros encima, con una cazadora de cuero en el brazo-. ¿Está Maggie?
-Buenas tardes, supongo que serás Alex, ¿me equivoco?
-No.
-Anda, pasa, Maggie no tardará.
-Estoy aquí, mamá –bajé las escaleras, con una sonrisa-. ¿Nos vamos?
-Sí –sonrió él-. Un placer conocerla, señora Storm.
-Lo mismo digo, Alex, a ver si algún día te vienes a cenar a casa –le invitó mi madre.
-Sí, algún día se vendrá, hale, adiós mami –me despedí, dándole un beso en la mejilla.

Salimos de la casa y suspiré al entrar en el coche.

-Qué maja tu madre, algún día me quedaré a cenar –rió Alex, que había notado que esa idea no me agradaba.
-Sí, cuando los cerdos vuelen y Jack esté gordo.
-Jo…

Reímos y arrancó el coche. Puso la radio y condujo a través de las calles de Baltimore, que estaban plagadas de luces navideñas y personas paseando. Alex tarareaba las canciones que iban sonando y yo sonreía. Le veía tan feliz…
No tardamos en llegar a un centro comercial que habían construido nuevo en las afueras de la ciudad. Era enorme, y tenía unos cines que había leído que eran bastante buenos.

-Bueno, ¿qué peli quieres ver? –me preguntó. Estábamos ya en las taquillas, mirando los horarios.
-Mm… Sobreviviendo a la Navidad pinta bien –dije, leyendo el folleto con las películas que había-. ¡¡Uuuuuh!! Es de Ben Affleck.
-Eh, que la cita es conmigo, no con él –bromeó Alex.
-Ya, ya, no te preocupes –le besé la mejilla y compramos las entradas.

Como quedaba un cuarto de hora, decidimos comprar las bebidas y las palomitas (las cuales compartiríamos) y entrar a la sala hasta que empezara la película.
Nos habían puesto en la última fila, menos mal que la sala era inclinada y se veía bien, que si no…

La película fue más que bien. Más de una vez hubo encontronazo de manos al coger las palomitas, y en lugar de retirarla, Alex me la acariciaba o me la agarraba con cariño. No sé cómo pude acabar viva de la película, entre Ben Affleck y Alex…
Al terminar, Alex me llevó abrazada por la cintura a un… espera. ¿¡Un McDonald’s?!

-¡Tachán! –canturreó-. Venga, vamos, que quiero dos Happy Meals.

Reí, y me cogió la mano para tirar de mí. Parecía un niño pequeño. Se pidió sus dos Happy Meals y a mí me compró un McPollo con patatas normales y agua. Nos sentamos en una mesa que dejaba ver las luces de Baltimore iluminada.

-Me encanta que me hayas traído aquí –dije, con una sincera sonrisa.
-Pero qué dices, Magg, si es lo más cutre…
-¡No! Es original. No eres de esos que se buscan restaurantes carísimos en las primeras citas y en el resto llevan de paseo a las chicas por el parque –reí-. No puedes aparentar lo que no eres, y tú te has mostrado tal y como eres. Simple, y un crío.

Él rió, mientras peleaba contra el plástico de su juguete. Parecía una nave espacial o algo raro.

-Pues mis otras citas siempre decían que era muy cutre por hacer esto –me contó, mientras seguía forcejeando-. Pero a ver, soy como soy, no es que esté forrado ni nada por el estilo… eso sí, te prometo que si hay tercera cita, te llevaré a un restaurante algo más formal –sonrió.
-No hace falta –sonreí-. Yo soy feliz con poco.
-¿Con eso me das a entender que quieres una tercera cita? –me preguntó, emocionado.
-Sí, tontorrón. Y quinta, y sexta… -le dediqué una sonrisa tímida. Espero que captara la indirecta.
-Oh, ¡en ese caso tengo que ir planeándolas! –exclamó, fingiendo preocupación extrema.

Reímos y continuamos hablando sobre lo que haríamos en vacaciones, los exámenes que me quedaban, All Time Low…

-Eh, en Nochevieja nos han invitado a una fiesta en un pub. Barra libre. Si os colamos a Jamie y a ti con nosotros, pasaréis gratis, en vez de pagar cuarenta dólares por la entrada.
-¿Enserio? ¡¡Genial!! No teníamos planes para Nochevieja –reí-. Nos has salvado del aburrimiento.

Cuando terminamos de cenar, viendo que ya era tarde, Alex me acompañó a casa en su coche. Salió para abrirme la puerta, y me abrazó. Me besó la mejilla.

-Gracias por soportarme –sonrió, parecía nervioso-. Eres la primera chica en mucho tiempo que soporta más de dos citas conmigo.
-No te soporto, me divierto contigo y me lo paso bien. Además, me haces reír, ¿qué mejor cualidad hay en un chico que esa?

Lo supe. Iba a besarme. Y yo iba a responderle, ¿por qué no? Quería besarle. Se lo merecía más que muchos chicos que conocía.
Oh, Dios. El corazón me latía muy deprisa. Estábamos a milímetros. Nuestros labios ya se rozaban, casi. Ay, madre. Creí que me moría.

-Joder, Alex, despídete ya, que estamos esperando a que entre –gritó Brooklyn desde la puerta, haciendo que Alex y yo nos separásemos corriendo. ¡ZORRA!
-Anda, Brooklyn, vete a la mierda, ¿vale? –le grité.

sábado, 19 de febrero de 2011

Capítulo 14.

Bien, después de pasar el exámen de Biología del cual no quiero ni hablar y de prepararme para el de F&Q que tendré el jueves, he escrito el capítulo y se lo he pasado a Patri y ahora subo el catorce. ¿Qué decir? Que sé que soy muy pesada con mis posentradas y todo eso, pero que lo siento :)


Pd: Caaaaaaaaaap
Pd2: Paaaaaaaaatri don't kill me.
Pd3: HERE IT GOES BASTARDS.


Capítulo 14. (Jamie)
2004

Dejé a un lado el libro de español. Llevaba media hora en la misma página, pero ya había acabado los ejercicios.  Odiaba hacer ejercicios los sábados por la mañana, por eso me di prisa y comencé a hacerlos el viernes, a sabiendas de que como iríamos al ensayo, llegaría cansada a casa y no tendría ganas de hacer nada.

A las cinco y media llamé a Maggie, que me pidió que me pasase por allí a las seis y cuarto o antes. Así que me adecenté, y cogí el móvil y las llaves de casa y a las seis salí de mi casa para ir a casa de mi amiga. En diez minutos estaba allí y llamé a la puerta. Maggie me abrió la puerta, sujetando una púa entre sus labios.

-Buenas-saludé riéndome.
-¿Quién es?-preguntó Alex asomándose por las escaleras.-Ah, ¡Hola Jamie! ¿Ya es la hora de irnos?
-¿Tan bien te lo has pasado?-alcé una ceja y Maggie me miró mal.- ¿Nos vamos?
-¡Claro!-exclamó Maggie, se guardó la púa en los bolsillos del pantalón.-Venga, Alex, baja.
-Ya estoy-dijo el aludido pegando un pequeño saltito al lado de Maggie.-Tendremos que ir andando si no os importa.
-¡Eso mola!-exclamó Maggie sonriente.

Cerró la puerta y fuimos caminando. Maggie se situó en medio, sonriente mientras tarareaba una canción de Blink. Rodé los ojos y Alex sonrió divertido. Iba de sujeta velas, eso no molaba nada. Venga, Jamie, di algo, y así Alex deja de mirar como un tonto a Maggie, venga.

-¿Y qué tal ha ido la clase?-pregunté sonriente.
-Bien, tengo ganas de la siguiente-comentó Alex.

Yo preferí no decir nada, porque Maggie sonrió y fijó su vista en sus zapatillas. Llegamos pronto a casa de Rian y entramos directamente por el garaje. Jack, Rian, Zack y Zoe ya estaban allí. Les saludamos y nos sentamos en el sofá con Zoe mientras los chicos afinaban instrumentos y ajustaban micrófonos.

-¿Empezamos?-preguntó Jack.
-¿Cuál?
-Last flight home-dijo Alex mirándole.- ¡Venga!
-La siguiente, la elijo yo, eh-exclamó Zack rodando los ojos.

Y así empezaron en ensayo, tocaron Last flight home, y después hit the lights, me gustaban esas canciones, pegadizas y animadas. Después vino memories that fade like photograps, y seguido, the next best thing.

Siguieron así todo el ensayo, cambiando de canción, o repitiendo algunas porque no acababan de convencerles como había quedado. Alex no dejaba de mirar a Maggie, y aunque yo se lo decía, ella se negaba.

-Tengo hambre-comentó Jack.- ¿Podemos subir a merendar?
-Está bien-aceptó Alex.
-Eh, Jamie-Jack me alcanzó antes de que yo empezase a subir las escaleras.-No me has dado un beso.
-Ya te lo di esta mañana-le sonreí y besé su mejilla.-Anda sube.
-Me acostumbraría a esto-rió divertido y subió las escaleras.
-Jamie-saludó Rian con una sonrisa blanca, preciosa, sí.- ¿Te gusta el ensayo?
-Me encanta venir a veros ensayar-confesé mientras subíamos las escaleras.
-¿Vendrás al próximo concierto? Es el diecisiete y…
-Sí-le sonreí.-Alex me contó y ha invitado a Maggie, y a donde va Maggie, voy yo. Somos siamesas.
-¿En serio?-abrió los ojos exageradamente.
-¡Claro que no, bobo!-reí.
-Ya decía, os parecéis más bien poco.
-Lo sé-asentí con la cabeza y entramos en la cocina.
-Jamie, ven-me llamó Jack.-Siéntate aquí.
-Qué pesado-suspiré y Rian se rió.- ¡Pero no te rías, tío!
-Es gracioso.
-¿Lo qué?-pregunté mirándole.
-Que te resistas a Jack-se encogió de hombros.-Jack siempre suele llevárselas a todas.
-Pues no sé por qué-me encogí de hombros yo también y me fui a sentar al lado de Jack.
-Oye, entonces, ¿paso mañana por tu casa?-preguntó Jack sonriente.
-¿Por qué tienes esa obsesión?-inquirí curiosa.
-Me gusta que seas así-sonrió alegre.
-¿Así como?
-Tan Jamie… Tan tonta-me sacó la lengua y yo golpeé su hombro.- ¡Auch!
-¿Están así todo el día?-preguntó Zoe a Maggie.
-Sí, son tontos, los dos-mi amiga rodó los ojos.-Pero son divertidos.
-Ni que fuésemos payasos-comenté mirándola mal.
-Jack sí, tú te libras-intervino Rian sonriente.
-¡Gracias, chaval!-exclamó Jack.
-De nada-le sonrió a su amigo y cogió un sándwich.-Están ricos.
-Los ha hecho Zoe-dijo Zack con orgullo.
-Están genial-sonreí agradeciéndoselos.
-Gracias, Jamie.

Estuvimos un rato ahí, comiendo, hablando. Alex y Jack quisieron acompañarnos hasta nuestras casas a las nueve. Alex y Maggie fueron delante, hablando de las clases de guitarra, en cambio, Jack y yo fuimos detrás.

-Mañana a las ocho estoy en tu casa-comentó Jack sonriente.
-Era un farol.
-Me da igual, yo voy a ir a tu casa a desquiciarte.
-Te gusta hacerlo, ¿eh?-rodé los ojos y él sonrió.
-Me encanta que me pegues.
-Eres un sadomasoquista en toda regla, Jack-bufé y él rodeó mi cintura con su brazo, acercándome a él.
-Eh Jack, yo acompaño a Maggie y tú a Jamie, es demasiado tarde para dejarla ir sola-dijo Alex.
-Está bien-aceptó Jack con una sonrisa.
-Puedo ir sola-comenté mirando a Jack.
-Me quedo más tranquilo si te acompaño-me aseguró y me sonrió. Yo no pude negarme a eso.
-Adiós-dije cuando Alex y Maggie se paraban delante de la casa de la chica.

No tardamos mucho en llegar a mi casa. Jack besó de nuevo la comisura de mis labios y se marchó.

martes, 15 de febrero de 2011

Capítulo 13.

Hola cositas bonitas :3 aquí me tenéis subiendo... :D espero que os guste este cap!

xoxo <3

Capítulo 13. (Maggie)
2004

Entramos en casa, y dejé que Alex dejara su abrigo y su mochila en mi habitación, la cual pareció encantarle.

-Es muy… personal. Me gusta –sonrió, yendo a la estantería de los CDs-. Vaya, tienes un CD de Maroon 5. Creía que eras más rockera.
-Sí, bueno, es de Jamie –le conté-. Cuando hicimos el trabajo lo trajo para que nos concentráramos. Decía que Blink y Yellowcard no son tranquilos –puse los ojos en blanco.
-Ya, bueno, lleva razón, pero tienen sus canciones –se fue hacia mi corcho, donde había fotos, entradas de conciertos (uno de Blink-182 y otro de Bon Jovi al que había ido con mi padre) y las púas de mi guitarra (sí, las ponía en los bordes del corcho)-. Me gusta esta foto, salís muy monas.

Era una foto en la que salíamos Jamie y yo en mi sexto cumpleaños, el año que nos conocimos. Salíamos en la puerta de mi casa, con nuestros vestidos (los dos azules pero de distinta forma) y nuestros zapatos limpios y unas sonrisas que sólo podían tener unas niñas de esa edad.

-Llevas razón, salimos monísimas –bromeé, recibiendo un leve codazo de parte de Alex-. Anda, vamos a hacer la comida –sonreí.

Bajamos las escaleras rápidamente y nos internamos en la cocina, donde había una nota de mi madre, diciendo que había comprado masa de pizza para nosotros y que vendría sobre las tres y media.

-¡Bien! ¡Pizza! –exclamó Alex, como si de un niño pequeño se tratase.
-Venga, vamos –reí.

Saqué la masa de pizza de la alacena. Era bastante grande, y se me escapaba de las manos.

-Trae, que te ayudo –sonrió, cogiéndola-. Mira, soy un pizzero –tiró la pizza hacia arriba y la cogió con los puños, para comenzar a darle vueltas.
-Anda que… vaya pizzero. Así conseguirás muchos clientes, ¿eh? –reí.
-Claro que sí. ¿Lo dudabas? Encima, soy guapo.
-Eso es lo que te dicen, te tienen mimado –volví a reírme.

Me pasó la pizza tirándomela, y la cogí como pude. Al menos, no se cayó.

-Anda, toma esto, voy a por unos delantales y a por tomate…
-¡Que no se te olvide el queso y el jamón york!
-No lo haré –reí.

Fui al frigorífico a por el queso rallado, el tomate y el jamón york en taquitos, y cogí dos delantales de detrás de la puerta de la despensa.

-Aquí tienes –dije, dándole uno que ponía “My best friend is my kitchen”, además, era rosa con corazones blancos.
-Qué bonito y favorecedor –rió, colocándoselo-. Venga, manos a la obra.

Cogimos una cuchara y comenzamos echando el tomate, pero a la hora de repartirlo, Alex se manchó y, cómo no, a falta de servilletas, bien está la nariz de Maggie.

-Mira, ahora eres un payaso –me señaló entre risas.

Cogí un poco de tomate de la cuchara con el dedo y le manché su nariz.

-Ah, y tú, Rudolf.

Reímos y continuamos, aunque con el queso rallado hubo una masacre total. La cocina acabó con queso hasta en el fregadero, y nosotros nos caímos con nuestras peleas. Caí sobre él. Nunca le había visto tan sumamente cerca. Estábamos a escasos milímetros. Él sonrió. Dios, ¿me iba a besar? Venga, Magg, no te hagas ilusiones… Pero me besó y me lamió. Sí. La nariz.

-El tomate sabe más rico de tu nariz –rió-. Anda, levanta, que no eres un peso pluma.

Me aparté, algo desilusionada. Pero bueno, era la primera semana que nos veíamos, no me podía esperar ya un primer beso, ¿no?
Cuando la pizza estuvo hecha y comida (por mi parte, porque Alex más bien la devoró), recogimos el estropicio y nos adecentamos. Después, subimos a mi habitación, y fui a la sala de música para coger dos guitarras acústicas (la mía, y la de mi padre). Cuando se la dejé, se quedó alucinado.

-¡Dios! Menudas guitarritas tenéis –sonrió-. Venga, vamos a empezar. ¿Sabes algo de guitarra?
-Mmm… muy poco –reí.

Y la clase comenzó. Alex se sentó en una silla frente a mí, me estuvo explicando las partes de la guitarra y qué eran los trastes y los acordes. También me enseñó a sentarme o con las piernas cruzadas o con una pierna más alta que la otra. Aunque yo ya sabía todas esas cosas que había aprendido de mi padre, me gustaba verle emocionado explicándomelas, como si al fin pudiera compartir su amor por la guitarra con alguien fuera del grupo.

-No creo que en la primera clase sea adecuado empezar con acordes –sonrió-. Las dos primeras clases vamos a practicar con tablaturas, para que seas capaz de leer todo bien. Mira, he traído aquí una. “Time to Break Up”, de tus queridos Blink-182.
-¡Genial! –exclamé.

Le besé la mejilla y acepté los folios que me ofrecía con una sonrisa.

-Como ves, parece una partitura, pero tiene seis líneas. Cada línea corresponde a una cuerda, la primera es la cuerda uno, y así sucesivamente. Los numeritos que hay en las líneas son los trastes, es decir, tendrás que poner cada dedo en un traste –él los puso tal y como venían en la tablatura-. ¿Ves, así? –le imité-. Ahora, rasguea.

Cogí la púa y le obedecí. No se parecía mucho al sonido que había hecho él, la verdad.

-Mira, tienes que apretar más los dedos –dijo él, cogiendo mi mano y apretándola contra el mástil, y luego movió un poco los dedos-, y los tienes que acercar más a la barrita metálica del traste, sin tocarla. Ahora rasguea –le obedecí. Sonaba mucho mejor-, ¿ves? Vas mejorando.