viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo 30.

Hola, siento el retraso, no me voy a liar porque sé que tenéis ganas de leer el próximo capítulo :D Así que, here we go.


Capítulo 30. (Jamie)
2004

Cuando me desperté, lo primero que hice, fue llamar a Alex, no quería que Maggie lo pillase de sopetón o algo por el estilo. Me contestó con voz somnolienta y en susurros. El alcohol había pasado factura y ahora él tenía una agradable resaca.

Cuando le dije lo que había ocurrido en la fiesta, no se lo pudo creer, es más, me contó exactamente todo lo que había ocurrido y como Lisa le convenció de que le iba a dar su regalo y…

-¡Qué zorra!-exclamé al escucharle.-Oh, dios.
-¿Cómo está Maggie?-susurró ahora, preocupado.
-Está bien-le respondí.- Hoy hablaréis, supongo. Tengo que dejarte, llego tarde.
-Te veo luego, y gracias.

Las clases… Bueno, no eran clases. Tuvimos las cuatro primeras horas hasta que nos dieron las notas, y después cada uno se fue por su lado. Maggie y yo nos fuimos a sentar en los bancos que había en la puerta del instituto. Bueno, Maggie hizo lo de todos los días, usarme a mí de almohada.

-Hola chicas-dijo una Lisa muy, muy sonriente. La miré con asco y ella pareció ignorarme.-Oye Magg, que siento que Alex se descontrole con la bebida.
-Oh, oh…-susurré. Maggie soltó una carcajada divertida que me contagió y me hizo reír a mí también.
-No sabía que las busconas sentían algo-consiguió decir entre carcajadas.-La verdad, Lisa, siento que seas tan “forever alone”, eso de no ligar nada, te afecta y tal… Pero bueno, ya sabes, vete con Frank y deja a los tíos que merecen la pena en paz.
-Eh, déjame añadir algo-dije riéndome.-¡Zas en toda la boca!
-Bueno, seré una forever alone, pero la que se lió con Alex en la fiesta, fui yo. No tú.
-Mira, chavala-respondió mi amiga sin moverse de su sitio.-Soy Paz&Amor, y tengo mucha paciencia, da gracias a que no me levanto, porque si lo hiciese, te daba una hostia que moriríamos las tres. Tú de la hostia, y Jamie y yo de la onda expansiva, así que, ahora. Lárgate.

Pareció asustarse porque se largó de allí, dejándonos a Maggie y a mí riéndonos como bobas. Me encantaba que Maggie fuese así, siempre con una sonrisa, siempre dándonos a entender que estaba bien aunque no fuese así.

-Es una estúpida-susurró Maggie, poniéndose la cazadora sobre la cara.-Tenías razón.
-Lo sé-sonreí y saludé a Jack y Alex, que acababan de llegar.-Magg, ya están aquí los chicos.
-Bien por ellos-murmuró.
-¡Venga, Magg, hay que irse!-exclamó Jack tirándose encima de ella.
-¡Joder, no eres un peso pluma precisamente!-dijo Maggie, golpeándole la espalda.

Jack se rió y la cogió como a las novias para después dejarla en el suelo con suavidad. Yo besé la mejilla de Alex que me sonrió levemente.

-No es por nada chicos, me encantaría quedarme aquí más tiempo… Pero tengo que estar en casa puntual, hoy viene Lukas a comer-dijo Maggie nerviosa.
-¿Viene tu primo? ¿Comida familiar?
-¡Exacto! ¡Fiesta!-ironizó.-Si cantamos en el sing star, te aviso.
-Sólo si vais a cantar canciones que yo me sepa.
-Cantaremos Green Day, y Simple Plan…-Maggie sonrió más alegre, y pude apreciar que Alex no le quitaba la mirada de encima.- ¿Nos vamos?
-Sí, mejor.

Esta vez, fue diferente. Maggie y Jack se fueron delante, y empezaron a hablar muy bajito, supuse que de lo ocurrido en la fiesta. Alex miraba sus zapatillas, perdido en sus pensamientos.

-Eh-golpeé su brazo con suavidad.-¿Estás bien?
-¿Crees que la he perdido?-preguntó mirándome.
-No-sonreí y negué con la cabeza.-
-Jamie, te prometo que todo lo que te he contado es…
-Es verdad-asentí.-Lo sé, y Maggie también.
-¿Cómo?-su mirada se desvió hacia Maggie, que reía levemente, y luego volvió a mirarme.
-En la fiesta, cuando hablé con ella, recalcó mucho que era Lisa quien te estaba besando.
-¿En serio?-le seguía sorprendiendo.
-En serio-asentí con la cabeza.

Eso pareció animarle un poco. Cuando llegamos a casa de Maggie, se despidió de todos, y al llegar a donde estaba Alex, besó su mejilla con cariño y le dijo que le llamaría.

Alex y Jack dijeron que me acompañaban y así fue. Estuvimos todo el camino en silencio, hasta que Jack sacó de nuevo el tema de la fiesta, que parecía ser el único tema del día.

-Hoy tuvimos un pequeño encontronazo con Lisa-dije evitando reírme. Alex se puso tenso y me miró.
-¿En serio?-A Jack, en cambio, parecía divertirle.
-Te lo juro, y Maggie le plantó cara-exclamé impresionada.-Quiero decir, Maggie nunca hace eso, prefiere pasar de las movidas…
-¿Y qué hizo?
-Le llamó buscona-reí.-Y le dijo que tenia suerte de que ella estuviese en contra de la violencia, porque si no, le daba una hostia.
-Joder, con Maggie-exclamó Jack, riéndose.
-Fue un zas en toda la boca-confesé.
-Y todavía no se ha enfadado contigo, Alex-susurró Jack mirándole.-Que suerte tienes.
-Lo sé-Alex sonrió.-Eh, Jamie, gracias.
-De nada-sonreí y besé la mejilla de Alex.-Voy dentro.

Besé la mejilla de Jack y entré dentro de casa. Me preparé un sándwich y con la excusa de estar cansada, subí a mi cuarto a comer. Le mandé un mensaje a Maggie preguntándole que tal le iba, y me dijo que al día siguiente pensaba quedar con Alex y hablar las cosas.

Bueno, eso era un avance, podía ser peor, ¿no? No se como, ni a que hora, pero me quedé dormida. Algo normal, porque no había dormido nada aquella noche. Así que aproveché esos minutos de descaso muy agradecida.

sábado, 2 de julio de 2011

Capítulo 29.

Capítulo 29. (Maggie)
2004

La fiesta comenzó bien. A todos nos extrañó que Lisa estuviera allí (incluso a mí), pero no le di importancia, y fui a pasármelo bien. Estuve menos tiempo del que habría querido con Alex, pero lo entendía, porque allí había muchos amigos suyos y les querría dedicar tiempo a todos.
Estuve un rato con los chicos, bailando. Vi que Jamie y Rian estaban sentados en el sofá, hablando, y me olisqueé otra cita entre esos dos. Me lo estaba pasando genial bailando con Jack.
Fui al baño a retocarme el maquillaje, pero al abrir la puerta, me quedé alucinada.
En un rincón del baño, Lisa y Alex se besaban.

-Eh, hola –dije-. Quiero usar el baño, ¿o molesto?

Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos. No podía ser cierto.

-Joder, Alex –comenzó a sollozar ella, para mi asombro-. Magg, ha estado a punto de violarme.

Miré a Alex, que no parecía enterarse de nada. Pues sí que había bebido…

-Maggie, yo sólo he venido aquí porque ella me ha dicho que iba a darme mi regalo… -susurró él, tratando de acercarse a mí.
-¡¡Mentiroso!!

No sabía qué hacer. Dicen que los borrachos nunca mienten y me lo creía, además, era imposible que hubiera sido él el culpable, más que nada porque ella era la que tenía arrinconado a Alex. Pero yo les había visto y…

-Mira, Lisa, te vas con Frank, que seguro que te acoge con los brazos abiertos, pero a Alex le dejas –dije, tratando de no llorar más.

Desaparecí de allí. No quería estar más rato junto a ellos. Atravesé la fiesta corriendo como pude (culpa de los tacones y del vestido ceñido) y salí al jardín. Me senté a llorar. Vale, Alex y yo no éramos nada serio pero… joder, creí que me quería. Vale, le creía y sabía que había sido culpa de Lisa, pero la escena que había visto seguía en mi mente, como si fuera una cinta rayada.
Noté cómo alguien me abrazaba, y al instante supe que era Jamie. Apoyé mi cabeza en su hombro. ¿Qué haría sin ella?

-¿Me cuentas qué ha pasado? –me preguntó.
-Alex, y Lisa y… -contesté entre sollozos- Alex estaba… Alex estaba besando a Lisa, o Lisa a Alex o yo que sé… -volví a cubrirme mi cara con las manos.
-¡Te lo dije! ¡Te dije que no me caía bien! –exclamó ella, algo enfadada.
-Vale, sé que me lo dijiste, no me hundas más, joder… -me quejé.
-Lo siento. Podías coger a alguno de la fiesta y liarte con él, total…
-Él no sería Alex –contesté tajante.
-Ya… Pero Alex se ha besado con Lisa.
-O Lisa le ha besado a él –remarqué.

Comencé a arrancar hierba del jardín, hipando. Me parecía surrealista todo…

-¡Estás horrible! –exclamó Jamie al mirarme a la cara.
-Como si tú estuvieses perfecta -sonreí levemente-. ¿Crees que puedes arreglar este estropicio?
-Claro –me contestó, segura.

Con cuidado, limpió mis mejillas con un kleenex de los restos de rímel que me quedaban, y me pintó un poco la raya superior.

-¿Entramos? –me preguntó.
-Yo solo… Quiero quedarme sola un rato, ¿vale?

Ella asintió y entró a la fiesta. “Venga, Maggie, no vas a llorar más. Sólo… quédate pensando en blanco. Mira, ahí hay una flor”. Pero nada. No funcionaba. Todo me recordaba a Alex, y recordé que no le habíamos dado su regalo. Bah, ya se lo daría Jamie, si total…

 No sabía lo que hacer. En un principio, pensé en no hablarle, pero esa no era la solución. Teníamos que hablar, aunque esperaría al día siguiente, que no estaría borracho.

Esperé un poco a que no tuviera los ojos tan rojos y volví a la fiesta con una sonrisa en la cara. Jamie me sonrió con aprobación y se acercó a mí. Sonaba “Are You Gonna Be My Girl?” del grupo Jet. Jamie y yo nos miramos, y comenzamos a bailar con entusiasmo y felicidad. Jack y Rian se unieron a nosotros, y Zack y Zoe (que habían vuelto a la fiesta) también lo hicieron. Éramos el punto de mira, pero, ¿qué importaba? Estaba con mis amigos, pasándomelo bien, bailando y, sobre todo, siendo feliz.

La verdad era que no quería volver a casa. Me lo estaba pasando demasiado bien ahora como para volver a casa con los gritos de mi madre diciéndome que por qué llegaba tan tarde.

Sin embargo, no todo es eterno, y a las tres, Rian se ofreció a llevarnos a nosotras, a Jack y a Alex a casa. Preferible a llamar a nuestros padres…
Jamie se sentó en el asiento del copiloto, junto a Rian, e iban hablando de temas intrascendentes y para nada importantes. A mí me tocó sentarme detrás con los dos borrachos. Jack intentaba meterme mano, y yo le paraba, y Alex se quedó dormido a los dos minutos de trayecto, así que no supuso ningún problema.

-Eh, Rian, me sabe mal dejarte con estos dos –le dije, saliendo del coche.
-No pasa nada, está todo controlado –sonrió con su magnífica sonrisa.
-Jamie, mañana a las once en clase –le dije.
-Sí, no te preocupes, no estaré allí más temprano –ella sonrió.
-Venga, ten cuidado Rian. ¡Hasta mañana!

Me despedí con la mano y observé cómo el coche llegaba al final de la calle para dejar a Jamie, y luego se perdía al girar la esquina.
Entré en casa con cuidado de no hacer ruido. No había nadie, menos mal. Me quité los tacones y los llevé en la mano hasta la planta de arriba, donde, al entrar en la habitación, me puse el pijama y me desmaquillé. Me acerqué al baño para lavarme los dientes y volví a mi cuarto, para acostarme.

Sin embargo, no concilié el sueño hasta bien entrada la madrugada. No sabía qué le iba a decir a Alex.

Puse la alarma a las diez y caí en la cuenta de que apenas me quedaban cuatro horas de sueño. Bueno, algo es algo, ¿no?

jueves, 30 de junio de 2011

Capítulo 28.

Ay pequeñas salamandras impacientes :') Aquí tenéis vuestro esperado capítulo. Be happy ma frends!




Capítulo 28. (Jamie)
2004

Maggie estaba muy nerviosa, incluso se presentó en mi casa antes de tiempo. No paraba de moverse de un lado a otro. Iba guapísima. El vestido gris le quedaba un par de dedos por encima de las rodillas, y lo había combinado con una cazadora de cuero negra que le quedaba por debajo del pecho, y unas manoletinas.

-Ay dios, me dará un infartititititito ya verás-murmuró frotandose el cuello nerviosa.
-Anda calla, ven-bufé y la senté delante del espejo. Llevaba una diadema en el pelo, con un par de piedrecitas blancas, muy mona.-Nos maquillamos, ¿quieres?
-Sí, Rian pasará a por nosotras pronto…

Y así lo hicimos. Combiné mi precioso vestido con unos zapatos de tacón y me ricé un poco las puntas del pelo, dejando unos preciosos tirabuzones. Nos maquillamos de manera sencilla.
Rian pasó enseguida a por nosotras y nos montamos en su coche. Besé su mejilla a modo de saludo, y Maggie abrazó a Jack, que iba detrás.

-Es un cambio, siempre suelo ir con Jamie-comentó el guitarrista pasando un brazo por los hombros de mi amiga.-¿Estáis dispuestas a romper la fiesta?
-Joder, sí, sí, venga, arranca ya, Rian-murmuró Maggie, frotándose el cuello nerviosa.
-Le va a dar un infarto-me susurró Rian divertido.
-Se pone nerviosa con facilidad-confesé divertida.

No tardamos mucho, los chicos habían elegido la casa de Zack, ya que los padres de Zack estaban de viaje. Cuando bajamos, aun faltaba por llegar Alex, era parte del plan, aunque sí me sorprendí de ver a Lisa por allí, y sinceramente, no me daba buena espina, la verdad.

Jack me cogió por la cintura y me llevó a por una bebida. Cogió una Fanta para mí, y él decidió tomarse un Bacardí con cola,  estuvimos hablando alegres, hasta que las luces se apagaron y la música se cortó, señal de que Alex estaba llegando.

-¡Felicidades!-exclamamos cuando él apareció.

Se quedó un poco sorprendido, pero luego nos abrazó uno por uno, agradeciéndonos que estuviésemos allí.

-El muy idiota se pensaba que nos habíamos olvidado-rió Jack mientras nos sentábamos en el sofá.
-Olvidarnos de su cumpleaños, ¿Cuándo?-exclamó Rian, dejándose caer a mi lado.
-Qué tonto es-murmuró Zack abrazando a Zoe.

Al final, sólo quedamos Rian y yo, Jack se fue a buscar a alguna chica, y Zack y Zoe salieron de la casa a compartir amor por allí.

-¿Te gusta la fiesta?-preguntó Rian mirándome.
-Está genial, la verdad-dije alegre.-Os lo habéis currado muchísimo.
-Alex se lo merece-confesó Rian.-Es un gran amigo, y siempre consigue animarnos.
-Para eso se supone que están los amigos.

Y nos quedamos hablando. Rian era una persona increíble, sé que me repito muchísimo, pero es así. Me lo estaba pasando bien y sin necesidad de beber alcohol o cosas así, pero Jack y Alex ya iban bastante felices…
Pero había algo que no me cuadraba, y cuando vi a Maggie salir corriendo del cuarto de baño, cruzando la pista como si le fuese la vida en ello, y después a Alex yendo detrás de ella, caí en la cuenta.

-Rian, tengo que…-murmuré señalando a Maggie.
-Ve-asintió.

Salí detrás de Maggie y detuve a Alex antes de que saliese por la puerta.

-Estate quietecito, ¿vale? Apuesto cualquier cosa a que ya has hecho bastante-murmuré. Alex me miró algo triste y murmuró un lo siento.

Sacudí la cabeza y salí de allí. Vi a Maggie sentada entre los arbustos del jardín, llorando. Me senté a su lado y la abracé sin decir absolutamente nada. Ella sollozó.

-¿Me cuentas qué ha pasado?
-Alex, y Lisa y…-le costaba hablar pero poco a poco, se fue calmando.-Alex estaba… Alex estaba besando a Lisa, o Lisa a Alex o yo que sé…
-¡Te lo dije! ¡Te dije que no me caía bien!-exclamé enfadada.
-Vale, sé que me lo dijiste, no me hundas más, joder…
-Lo siento-reí algo nerviosa y besé su mejilla.-Podías coger a alguno de la fiesta y liarte con él, total…
-Él no sería Alex.
-Ya… Pero Alex se ha besado con Lisa.
-O Lisa le ha besado a él-indicó arrancando un poco de hierba del jardín.
-¡Estás horrible!-exclamé, al darme cuenta de que Maggie tenía todo el maquillaje corrido.
-Como si tú estuvieses perfecta-rodó los ojos y sonrió levemente.-¿Crees que puedes arreglar este estropicio?
-Claro-dije segura.

Como pude, arreglé su maquillaje, es decir, limpié sus mejillas del resto de rimel, y listo. Tan mona como siempre.

-¿Entramos?-le pregunté curiosa.
-Yo solo… Quiero quedarme sola un rato, ¿vale?-me pidió.

Asentí con la cabeza y me levanté, dejándola allí. Así que, Alex y Lisa, Lisa y Alex. Ya decía yo que había algo que me daba mala espina, ¿qué pintaba Lisa en la fiesta de cumpleaños de Alex?

Era una interesada, y con eso me lo acaba de confirmar. Cuando entré en la casa, Alex me interceptó, preocupado por Maggie.

-¿Está bien?-murmuró frotándose el cuello.
-Es Maggie, siempre está bien…-dije y le sonreí levemente.-No te preocupes.

Me senté de nuevo en el sofá y suspiré. Rian llegó al instante con una Fanta para mí. Se sentó a mi lado y besó mi mejilla. Demasiado mono para que alguien pasase de él. Por un momento me pregunté quién sería la chica esa que no le hacía ni caso.

Tenía que ser muy, muy estúpida. Seguramente Rian era el chico más dulce, y cariñoso que pudiese haber por allí.

lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 27.

Siento la tardanza... ¡Pero aquí tenéis!


Capítulo 27. (Maggie)
2004

Al final del ensayo, Rian, Jack y Zack se acercaron a nosotras, aprovechando que Alex había subido al baño.

-Chicas, el veintidós, haremos una fiesta para Alex –nos dijo Jack-. Su cumpleaños fue el catorce y…
-¡¡NO ME JODAS!! –grité. Dios, ¿eran imbéciles? ¿Cómo no nos lo habían dicho?-. ¿Por qué no me lo dijisteis? Enserio, pfffff.
-Porque ninguno le felicitamos –contestó Rian-. No te enfades, Magg. Le vamos a organizar una fiesta que le dejará alucinado –sonrió.
-Eso venga, Magg, sonríe, eso significa compras para buscar un vestido –me dijo Jamie.

Cuando terminó, Alex y Jack nos acercaron a casa y, tras despedirnos, entré a mi habitación. Me cambié con rapidez y caí rendida en la cama. Al día siguiente teníamos clase y apenas había descansado el fin de semana. También iría de compras con Jamie, para ver qué vestido nos pondríamos y qué le regalaríamos a Alex. Además, me tendría que explicar con más claridad eso de Rian.

El día siguiente no fue mal, todo lo contrario. De nuevo, Lisa se volvió a juntar con nosotras. A Jamie no le hacía mucha gracia la idea, pero si a mí me caía bien, ella la respetaba. Además, todavía no había hecho nada malo, y tampoco es que yo creyera que lo iba a hacer. Después de todas las (aburridas) clases, Alex y Jack volvieron a recogernos, y Alex me dijo que me tenía preparada una pequeña sorpresa para el concierto del veinticuatro. Claro, él no sabía que nosotros le teníamos preparado una sorpresa aún mayor, de la cual podía escuchar hablar en susurros a Jamie y Jack.
Después de comer, Jamie y yo fuimos a pie hasta el centro de la ciudad, donde comenzamos a mirar tiendas.

A Jamie le encantaba la moda, podría tirarse en las tiendas siglos, hasta que cerraran, y no se cansaría de ver la ropa. Cuando éramos pequeñas, ella era la que vestía a las barbies, la que les modificaba la ropa con pegatinas y le pedía a su madre que le cosiera unos trozos de tela y les pusiera velcro detrás, transformándolos en camisetas o pantalones. Siempre me había sorprendido esa habilidad de ella y parecía ser que con el paso del tiempo me la había pegado, porque lo que ella no sabía arreglar, yo sí lo sabía hacer.

-A ver, cuéntame lo de Rian –le pregunté, entrando a una tienda que parecía tener cosas monas.
-No sé, tía, ¿qué te voy a contar? –rió-. Fuimos a hacer fotos a un parque muy mono que no conocía, es majo –cogió un vestido gris y me lo enseñó-. ¿Te gusta para ti?
-Es mono, me lo probaré –lo cogí. Sí, era mi talla-. Pero… ¿quedasteis como amigos? ¿O era una cita?
-Como amigos, tía –rió de nuevo-. ¿Cómo iba a ser una cita?
-Eh, te recuerdo que yo tuve una cita con Alex cuando todos lo veíamos imposible.
-Ya, pero bueno.
-Mira éste –le tendí uno rosa palo de su talla-. ¿Te gusta?
-¿Rian o el vestido?
-Los dos –contesté.
-Pues el vestido sí. Y Rian… no sé. Es muy mono.
-¿Sólo mono?
-Sí, joder. Además, le gusta otra. Dice que la quiere enamorar, bueno, eso le dije yo.

Pero a mí todo ese tema me olía a chamusquina. Algo raro había ahí… tendría que hablar con Rian al día siguiente, ya que ese día íbamos a faltar al ensayo.

-Oye, Magg, ¿qué le regalamos a Alex?
-Ni idea… -suspiré-. Tendremos que mirar después en alguna tienda así de su estilo.
-Vale.

Continuamos cogiendo vestidos en aquella tienda y, tras probarnos una veintena cada una, elegimos los dos que habíamos cogido al principio.
Tras pagarlos, fuimos a más tiendas para buscar el regalo de Alex, pero nada, no había nada de su estilo en ninguna: o muy cursi, o muy chorizo. Pensábamos ya en desistir, cuando vimos una tienda que parecía que tenía un cartelito debajo del nombre de la marca que ponía “Diseñados especialmente para All Time Low”. Aquello era lo que buscábamos.

-¿Lo has visto? –me preguntó Jamie.
-Sí. ¡¡Vamos!!

Entramos en la tienda, y comenzamos a mirar todo lo que había allí, desde pantalones hasta sudaderas, incluyendo todo tipo de gorros, cinturones, zapatillas… aquello era el paraíso.

-Bueno, y tú no me has contado, ¿qué tal con Alex ayer?
-Pues como siempre –me encogí de hombros-. Estuvo mucho más cuco que de costumbre.
-¿Y eso?
-Me quiso enseñar la habitación de su hermano –le dije-. Pero no le dejé. Para qué, ¿para hacerle daño? Además, yo sentiría impotencia al verle mal y no saber qué decir para consolarle.
-Llevas razón –dijo ella, mirando las sudaderas-. ¿Y cómo es que cantaste?

Recordé el momento en el que Alex me invitó a sentarme para que cantara con él. Había sido tan… uf. Tan relajante.

-Eh, Magg, estoy aquí –Jamie movió su mano delante de mis ojos.
-Pues me dijo que quería cantar una canción que esperaba que me supiera… y resultó ser I’d Do Anything, de Simple Plan.
-Alex tiene que estar actuando o algo –bromeó-. Es demasiado cuqui para ti.

Las dos reímos.

-Eh, mira esta sudadera de Atticus –me dijo, enseñándomela.
-Dios, es Alex total.
-Pues no se diga más, a comprarla.

Después de comprar la sudadera, nos fuimos a dar más vueltas por el centro de la ciudad, eso sí, con un chocolate de Starbucks en la mano.
Me encantaban las tardes de chicas con Jamie, las había echado de menos. La verdad era que desde que All Time Low entró en nuestras vidas, teníamos menos tiempo para estar las dos juntas haciendo el tonto, pero la sustitución (ensayos, citas, fiestas y demás con los chicos) era bastante buena también.

Sonreí al imaginarme la cara de Alex al ver lo que le teníamos preparado, y caí en la cuenta de que al día siguiente nos darían ya las notas, lo que significaba que hasta el 2005, no habría más clase. Qué buena era la vida.

viernes, 13 de mayo de 2011

Capítulo 26.

Lo siento LO SIENTO. Pero joder, he estado bastante líada y todo eso. Ahora os dejo el cap, lo siento, en serio.

DISFRUTAD.


Capítulo 26. (Jamie)
2004

Me aseguré de que había metido los objetivos y demás en la mochila de la cámara y puse una carpeta cualquiera en el ipod, que resultó ser un cd de Maggie, de My Chemical Romance. No estaban mal, la verdad, era muy Maggie.

Sonreí, sabiendo que tendría que contarle lo que había hecho hoy, y más si me veía aparecer con Rian en el ensayo. Él llegó puntual y nos fuimos a un sitio dónde él decía que se podían hacer fotos geniales, y tenía razón.

Era un pequeño parque, dónde había niños corriendo de un lado a otro, y señoras paseando a chihuahuas como si su perro fuese el más bonito de todo el parque. Sonreí y abracé a Rian, agradeciéndoselo.

-¿Y qué tal con esa chica?-le pregunté mientras ponía un objetivo a la cámara.
-Mañana hemos quedado-sonrió.-Me encanta, siempre está ahí, si la llamo para cualquier tontería. ¡Le propuse cine y cena y otro plan más simple, y prefirió el simple!
-Eh, entonces me cae bien-sonreí y enfoqué a una pareja de niños de tres o cuatro años que estaban jugando con la arena.-Me encantaría volver a tener cuatro añitos.
-¿Ah, sí? ¿Por qué?-preguntó curioso.
-No te preocupabas de nada. Yo solo quería ir corriendo a casa de Maggie a jugar con su muñeca nueva-reí.-Y cuando se manchaba el vestido de barro, la hermana de Maggie, Brooklyn, tenía una pequeña lavadora de juguete que iba con pilas, y metíamos la ropa de la muñeca ahí. ¡Era muy cómico y divertido!
-Seguro, seguro-rió alegre-.Si te sirve de consuelo, cuando yo tenía cuatro años, iba golpeando cualquier peluche que me encontrase por el camino, hasta que me caí de espaldas y me hice daño…
-¡Oh, Dios, yo quería haber visto eso!-reí y nos sentamos en la hierba.
-¿Para qué? ¿Para reírte de mí?-alzó una ceja mirándome.
-¡Exacto! No hay nada más divertido que reírte de los demás-sonreí mirándole.
-¡Ya verás tú!-y empezó a hacerme cosquillas, mientras yo reía y pataleaba intentando que me soltase.
-Para, para, para-conseguí decir entre carcajadas.
-Bueno, vale, paro-sonrió.

Estuvimos toda la tarde en aquel parque. Hablando, riéndonos, conociéndonos un poco más. Rian era un chico increíble, no sólo el batería de All Time Low. Era una persona maravillosa, dulce, cariñosa, sincera…

Teníamos cosas en común que nunca había pensado que pudiese tener con él, pero ahí estaban. Para hacer la gracia, nos tomamos un par de fotos juntos, haciendo el idiota, y al verlas de nuevo, volvimos a reír.

-Sería mejor que fuésemos ya a mi casa-comentó él, levantándose y sacudiéndose la hierba del pantalón. Me tendió la mano con una sonrisa.-Venga, vamos.
-Gracias-dije mientras me agarraba a su mano. Rian tiró de mí y me levantó con facilidad.-Joder…
-¿Qué?
-Que soy un peso pluma-reí, y él rió conmigo.
-Anda vamos, peso pluma-se burló.

Me guió hasta el coche y me abrió la puerta del copiloto, como todo un caballero. No tardamos mucho en llegar a su casa, y durante todo el trayecto, en la radio pasaban un especial de Maroon 5.
Al llegar, Alex y Maggie ya estaban allí, en la puerta, esperándonos. Saludé a Maggie abrazándola y ella me respondió, para después coger emocionada la cámara que colgaba de mi cuello y sacar una foto a Alex, que estaba despistado.

-¡Oye!-exclamó él mirándo a Maggie.
-Eh, ¡Jamie podría ser vuestra fotógrafa!-exclamó Maggie sonriente.
-¿Y tú qué serías nuestro?-pregunto Alex abrazándola por la cintura.
-Yo sería la ayudante de Jamie-rió alegre.- ¿Dónde habéis estado?
-Rian me invitó a ir a sacar fotos a un parque. Últimamente, tenía a mi pobre cámara abandonada, así que dije, ¿por qué no? Total, Alex y Maggie estarán todo el día juntos…
-Y no te has equivocado-Maggie me sonrió alegre. Estaba feliz.

Entramos dentro y fuimos directos al garaje. Aun faltaban Jack, Zack y Zoe, que al igual que nosotras, iba a la mayoría de los ensayos. Maggie y yo nos tiramos sobre el sofá, bueno, yo me senté, y Maggie apoyó su cabeza en mis piernas, usándome de cojín.

-¿Cómoda?-pregunté mirándola, frunciendo el ceño.
-Hombre, podías ser un poco más blandita, pero bueno, sirve-me sonrió y acabó riéndose.-Me encanta venir aquí… No sabes qué ha pasado hoy…
-¿Qué?-la miré esperando a que siguiese.
-He ido…-miró a su alrededor, Alex y Rian estaban bastante lejos de nosotras.-Alex me ha llevado a su casa.
-¿Qué?-volví a susurrar, hablando bajito, igual que ella.
-Te lo juro, me ha enseñado una canción nueva, y ha tocado la de I'd do anything, de simple plan. Creí que me moría ahí mismo, te lo prometo-se llevó las manos a la cara, tapándosela.
-Vaya…-comenté y miré a Alex, que miraba a Maggie divertido.
-¡Buenos días, familia!-exclamó Jack, bajando las escaleras de dos en dos.- ¡Hola preciosas!
-Buenas tardes, Jack, se dice tardes…-reí y dejé que me besase la mejilla.
-Maggie, ¿no me dejas darte un beso?-preguntó Jack mirándola, seguía con las manos en la cara.
-¡Depende donde!-dijo ella, sin retirar las manos de su rostro.
-¡En la boca!-Jack sonrió divertido.
-Bueno, vale-Maggie se retiró las manos de la cara y rió.- ¡Bobo mío!
-¡Tonta mía!-exclamó él en el mismo tono divertido, y besó su frente.- ¡Tengo ganas de quemar calorías!
-Pues folla-respondió Maggie, ni corta ni perezosa.- ¿Qué? Joder…
-¿A quién?-Jack empezó a girar.- ¡Jamie, eres la afortunada!
-Ni aunque fueses el último mono de la tierra-le sonreí alegre.
-¡Que mala amiga!-exclamó Jack con fingida tristeza.- ¿Y si somos folla amigos?
-¿Y si te vas a ser violado por una panda de monos?-inquirí sonriente.
-Vale, hoy tienes ganas de picarme, ¡pues no lo conseguirás!-Jack sonrió y besó mi mejilla de nuevo.- ¿Y el bajista y la novia?
-Compartiendo amor-respondió Alex mientras colocaba el micrófono.- ¿Sabéis? Maggie ha cantado conmigo.
-¿Qué?-Jack y yo miramos a Maggie.
-¡Mentira, mentira!-exclamó, riéndose, y volvió a esconder su cara entre sus manos.
-Locos, todos locos-suspiré.

Cuando Zack y Zoe se dignaron a aparecer, comenzó el ensayo. Ya nos habíamos aprendido varias canciones, ¡y las que nos quedaban!

lunes, 2 de mayo de 2011

Capítulo 25.

¡Hola!
Siento no haber subido antes, a pesar de haber tenido a un par de moscas cojoneras pidiéndomelo (sí, Vanesa, va por ti xD).
Espero que os guste el capítulo.

xoxo, Patri.

Capítulo 25. (Maggie)
2004

Jamie no me quiso explicar qué planes tenía, pero bueno, tampoco era yo nadie como para controlar su vida, así que me enteraría cuando me lo contara.
Alex me llamó después de comer, preguntándome que si quería ir a su casa a pasar la tarde hasta el ensayo, que lo tenían a las siete. Tras preguntarle a mi madre y convencerla para que me dejara ir (no le hacía gracia que fuera a su casa, supongo que se olería algo), me duché y arreglé. Él me recogería en su coche y nos iríamos directamente hacia allí.
Me pinté la raya en el párpado superior, me eché rímel y metí el móvil, las llaves y la cartera en los bolsillos. No sabía por qué, pero estaba nerviosa. ¿Y si me encontraba a los padres de Alex? Me había dicho que no estaban en casa pero, si los conociera, me pondría muy nerviosa.
Pasó a recogerme a las cinco y, tras despedirme de mis padres, me monté en el coche. Le besé la mejilla a modo de saludo.

-Hola –saludó él, y cuando llegamos a un semáforo en rojo, besó mis labios con suavidad-. ¿Qué tal la mañana?
-Aburrida, pero bueno –sonreí-. Aunque me ha costado horrores convencer a mi madre para venir.
-¿Y eso? ¿No se fía de mí? –preguntó.
-No, no es eso. No se fía de que seamos amigos, ese es el quid de la cuestión –reí.

Su casa no estaba muy lejos de la mía, es más, no sé para qué había venido en coche cuando hacía ese trayecto todos los días a pie. Su casa era normalita, ni muy grande ni pequeña, y me gustaba, era típica casa cuadrada americana.

-Me gusta –sonreí, entrando por la puerta principal-. Es muy acogedora

Él me dedicó una sonrisa y cogió mi mano, para hacerme subir las escaleras.

-Ésta es mi guarida –me dijo, enseñándome una habitación llena de pósters de grupos de rock y de guitarras.
-Vaya, cómo mola –dije, observándola. La tenía bastante ordenada.
-Gracias –sonrió-. Ven, vamos a ver la sala de música.

Me guió a través del pasillo hasta una habitación llena de guitarras. Habría como diez allí metidas. Me quedé alucinada observándolas con admiración. Eran preciosas todas, y estaban muy bien cuidadas. Me fijé en que también tenía un par de micrófonos a un lado y unas sillas en mitad de la habitación. Observé con atención cómo cogía una de las guitarras acústicas y se sentaba en una de las sillas, cruzando las piernas.

-Venga, siéntate, que vamos a cantar. Espero que te la sepas –sonrió.

Le obedecí y me senté en la otra silla, y me ajusté el micrófono. Vaya, iba a cantar con Alex… se me hacía raro. Es decir, sólo había cantado con un micrófono en el Singstar de la PlayStation 2 de Jamie, y siempre lo hacíamos de broma.
Alex comenzó a tocar unos acordes que me hicieron mirarle boquiabierta. Era una de mis canciones preferidas.

-Another day is going by. I’m thinking about you all the time, but you’re out there and I’m here waiting… -cantó Alex. Quise levantarme y besarle. ¿Cómo podría haberlo averiguado? ¿Cómo lo sabría?
-Eres genial –dije, con una sonrisa.

Él sólo sonrió y siguió cantando. Me dejó cantar la segunda estrofa y el segundo estribillo, y me encantó ver su mirada de aprobación. Le gustaba cómo cantaba, ¿no era estupendo?
Creo que aquel fue uno de los momentos que siempre recordaré con mayor intensidad, uno de los más felices de mi vida. Cuando terminó la canción, tuve la sensación de que nuestra relación se había estrechado hasta un punto en el que comprendí, que era casi imposible estar más… conectados.

Podría sonar a locura, pero era la verdad. Puede que le conociera de apenas una semana o dos, pero había hecho tantas cosas… y parecía conocerme mejor que mi propia hermana.
Me levanté de la silla y me acerqué a él, que dejaba la guitarra en su sitio. Le abracé. Él me rodeó con sus brazos y me besó la frente.

-Gracias, Alex –dije, besándole los labios.
-De nada, enana, sabes que estoy aquí para lo que quieras.

Salimos de la sala de música, y al pasar por la puerta de la que parecía una habitación, Alex meditó si entrar o no. Lo comprendí al instante. Tiré de él y salimos de la casa, nos fuimos al jardín trasero, donde había una especie de sofá-columpio. Nos sentamos allí.

-¿Por qué lo has hecho, Magg? –me preguntó.
-No es necesario, Alex. De verdad. Entiendo cómo te sientes, y no quiero que hagas cosas que te hagan daño. Bastante haces con tocar Lullabies –sonreí, y le abracé.
-Gracias, Maggie. Enserio. Eres genial, pequeña –sonrió.

Estuvimos un rato así, abrazados, en silencio. No queríamos estropear aquel momento hablando… ¿y si decíamos algo equivocado?
Pero no todo es eterno, y nos separamos para levantarnos. Alex me guió hasta su habitación, y nos tumbamos allí en su cama. Él cogió una guitarra que tenía allí.

-Mira, te voy a enseñar canciones que he estado componiendo. Les faltan muchos retoques en los que me tienen que ayudar los chicos, pero creo que están bien –sonrió.

Le besé la mejilla para infundirle ánimos. La verdad es que aún no sé cómo pudo tocar, estábamos los dos tumbados en la cama y no es que hubiera espacio de sobra. Además, lo dicho, estábamos tumbados. ¿Cómo iba a tocar medianamente bien? Pero me sorprendió y lo hizo. Me enseñó un par de canciones que, sinceramente, me encantaron. Una se llamaba “Running From Lions”, y desde el principio supe que a Jamie le encantaría.

Estuvimos el resto de la tarde juntos haciendo el vago, besándonos o bien hablando, simplemente. Me gustaba estar así con él, tranquilos, sin que nada ni nadie nos molestase, contándonos nuestros secretos y queriéndonos.

Me pregunté si él me quería de verdad, o sólo me veía como un rollo y una amiga más. Era algo que no podía saber, a menos que él me lo aclarara, y yo no se lo iba a preguntar. Eso es algo que tenía que salir del corazón.

Nos fuimos al ensayo más felices que nunca, yo, al menos, enamorándome cada día más de sus virtudes y de sus defectos.

jueves, 14 de abril de 2011

Capítulo 24.

Lo siento, la guay de Patricia no me avisó que había subido, lo siento :) Aquí os dejo el cap.


Goodnight <3


Capítulo 24. (Jamie)
2004

Al menos, ir a casa de Maggie, iba a ser para algo bueno. Los chicos tenían un contrato, grabarían un disco. Y Alex había quedado en ir con Jack a casa de Maggie, y era casi obligatorio que yo fuese. Sí, fui antes para ayudar a Maggie a colocar todo, y finalmente, Jack y yo volvimos a acabar liados, pero es que era superior a mí…

Cuando salimos de casa de Maggie, Jack no dejaba de besarme el cuello, y ni si quiera me soltaba la cintura. Vamos, parecía que Jack y yo éramos sólo una persona de lo juntitos que íbamos.

-Jack, ¿tú no respiras?-pregunté interceptando sus labios con suavidad.
-A ratos-respondió él, y volvió a besarme con fiereza.-¿Sabes que Maggie me ha prohibido traer condones?
-¿En serio? ¿Pensabas llevarte a alguien a la cama?-alcé una ceja y le revolví el pelo.
-No, joder, sabía que tú no ibas a querer, demasiado difícil me lo pusiste para que nos liásemos… Tiempo al tiempo-susurró, y recorrió mi cuello con sus labios.-Debería dejarte una marquita, como Alex a Maggie.
-Ya, pero Alex y Maggie son algo, y nosotros sólo somos amigos-le guiñé un ojo divertida.
-Sí, amigos que están a líos, que no se te olvide eso-susurró en mi oído.
-Que idiota eres-reí y continuamos andando.

Jack no soltaba mi cintura, y me acercaba de vez en cuando a él para poder besarme con tranquilidad. El camino a casa fue más largo. Nos deteníamos a cada rato para besarnos sin que la gente nos mirase, aunque a las once, no es que hubiese mucha gente por allí.

-Podría acostumbrarme a esto-comentó Jack una vez que nos detuvimos en frente de mi casa.-Quiero decir, a estar a líos contigo. Es… ¡Como una relación abierta!
-¡Qué morro tienes!-exclamé y solté una carcajada.
-Me dirás que no te gusto… Porque si no te gustase, no me dejarías hacer esto-volvió a besarme, de manera divertida.
-Te aprovechas de eso-le susurré apoyando mi espalda con suavidad contra la pared de mi casa.
-Podría aprovecharte mejor si me dejases-sonrió de lado y mordió mi cuello.-Seré bueno y no te haré un chupetón.
-Mejor, mejor

Dejé que siguiese recorriendo mi cuello con sus labios, pero cuando metió sus manos por debajo de mi camiseta, me empecé a poner nerviosa, sin motivo alguno. Él pareció notarlo, porque acarició mi cintura con cariño para que yo me relajase.

Volví a besarle, estaba dejando caer todo lo que había construido para que Jack no se saliese con la suya, pero de todos modos, era yo quien se estaba liando con él, ¿no?
Nuestras lenguas se rozaron divertidas, en un juego en el que ambas ganaban. Estábamos así, muy cerca, cuando las luces del salón de mi casa se encendieron.

-Mierda-bufé.-Mis padres.
-Será mejor que entres-Jack volvió a besar mis labios  y se marchó.

Yo respiré un par de veces, me coloqué bien la camiseta y me adecenté el pelo. Metí las llaves en la cerradura y giré, abriendo la puerta.

-¿Dónde estabas?-preguntó mi madre, nada más que me vio entrar.
-Te dije que había ido a casa de Maggie, mamá-le miré raro y le señalé la notita que había dejado en el frigorífico.
-¿Quiénes más han ido?-inquirió de nuevo.
-¡Nadie!-exclamé.- ¿Qué ocurre?
-Nada, es que… Nada, déjalo.
-¿Mamá?
-Es que, creo que tienes novio, y no me lo quieres contar-dijo mirándome.
-¿Mamá?-solté una carcajada.-Soy muy pequeña para tener novio, y si lo tuviese, créeme que lo sabrías. Y ahora, me voy a dar una ducha y me pondré a ver una peli.
-Está bien, tienes galletas en el armario-y volvió a subir hacia su cuarto.

Me quité la ropa y me metí en la ducha, bajo agua caliente. Por esos días de diciembre ya hacía bastante frío, y eso te quitaba las ganas de salir. Pero Maggie siempre conseguía hacerme salir de casa, fuera como fuera.

Cuando salí de la ducha, me envolví en una toalla y contesté al teléfono. Me sorprendió bastante ver que era Rian quien llamaba, pero pensé enseguida que quizá era porque había pasado algo con la chica esa.

-¿Sí?-pregunté mientras me apoyaba en el lavabo.
-Jamie, hola-titubeó.- ¿Te apetece quedar mañana para ir a ver alguna película al cine e ir a cenar por ahí? O podemos ir a sacar fotos por ahí.
-Me parece buena idea lo de sacar fotos, tengo la cámara un poco abandonada-susurré mirando el techo.- ¿Pasas a buscarme mañana, entonces?
-Claro, ¿a las cinco en la puerta de tu casa? Llevo yo el coche-dijo enseguida, más alegre.
-¿Y el ensayo?-pregunté muerta de curiosidad.
-Oh, sí, cierto… Pues, podría llevarte luego al ensayo, seguro que Maggie va o algo así.
-Vale, sí, me parece genial. Entonces, ¿a las cinco?-sonreí animada.
-¡A las cinco! ¡Hasta mañana!

Colgué el teléfono y me puse el pijama. Me sequé el pelo y me encerré en mi cuarto. Encendí el ordenador, y cogí el móvil para enviarle un mensaje a Maggie, informándole de que al día siguiente, la vería en el ensayo, porque tenía cosas que hacer.

Puse Harry Potter uno, tenía planeado verme toda la saga de Harry Potter hasta que me cansase, bueno, al menos, las películas que habían sacado, porque los libros, me sabía de memoria los que tenía, y aun me faltaban por conseguir unos cuantos.

Mientras la película avanzaba, yo me quedé pensando seriamente en Jack, Alex, Maggie, All Time Low en general. Me gustaba ese rollo, no sé. Además, Frank no estaba, seguramente, como Maggie dijo, se habría muerto por hijo putismo, pero Lisa, la chica de clase que nunca hablaba con nosotras, no me daba buena espina, y Maggie no quería creerme, de todos modos, le daría una oportunidad.

Maggie siempre era demasiado buena con todo el mundo, su peor defecto, y su mayor virtud al mismo tiempo. Para encerarla. Todos completamente locos.

Cuando acabó la película, recogí todo, y me fui a dormir. Quería estar descansada para el día siguiente. Tenía ganas de hacer muchísimas fotos.

jueves, 7 de abril de 2011

Capítulo 23.

¿Hola? ¿Hay alguien? Fu, seguro que ya ni nos leéis. Siento haber tardado tanto en subir, enserio... pero es que se me juntaron exámenes, el concierto de Taylor, otro viaje a Madrid... que os diga Nat, que hoy mismo he terminado el capítulo que le debía desde la última vez que subí xDDD
Bueno, pues eso, que espero que os guste leer este fic tanto como a mí escribirlo... <3

Capítulo 23. (Maggie)
2004

El mismo viernes por la noche recibí un SMS de Alex diciendo que estaba nervioso, así que opté por llamarle.

-¡Hola! –saludé-. Eh, Alex, no estés nervioso, ¿vale? Todo va a salir bien, ya verás.
-Ya, pero es que… puf –suspiró.
-No te preocupes, tontorrón. En cuanto acabéis, llámame, ¿vale?
-Vale. Gracias, Magg. Te quiero.
-Y yo –sonreí, y colgué.

Me tumbé en la cama, y de tanto cansancio acumulado por la noche anterior, me quedé dormida.
Me despertó el móvil. Era Alex llamándome. Lo cogí, somnolienta.

-Hola –saludé, tratando de despejarme-. ¿Qué tal todo?
-Estamos en un pub los chicos y yo. ¡¡TENEMOS CONTRATO!! –exclamó.
-¿¡Enserio!? Dios, Alex, me alegro muchísimo –de verdad que lo hacía. Se lo merecían más que nadie.
-Mañana Jack y yo vamos a tu casa a ver una peli o algo, dice que llames a Jamie –rió
-Eh, ¿y esas invitaciones? Vale, pero a las siete, que mis padres se van por ahí a esa hora. Y dile a Jack que no venga con ganas de nada raro porque no le voy a dejar que lo haga –reí.
-Jack, dice Magg que mañana no te lleves condones –le dijo a Jack, haciéndome reír.
-¡Porque ella lo diga!

Nos despedimos tras un breve resumen de la cena y llamé a Jamie. Le comenté lo que teníamos planeado para el día siguiente y ella me dijo que a las seis estaría en mi casa para preparar todo.

Al día siguiente no hice mucho, estuve hablando por Skype con Alex y Jamie, hice algunos deberes que nos habían mandado de biología para el lunes y vi un capítulo de Cómo Conocí a Vuestra Madre.

-Maggie, nos vamos –avisó mi madre desde abajo-. Vamos a dejar antes a tu hermana. Volveremos sobre las doce o la una. No abras a nadie, ¿eh? Sólo al repartidor de pizza y a Jamie.
-Vale, mamá, hasta luego, pasadlo bien, ciao –me despedí.

Jamie no tardó en llegar a mi casa, y pusimos unos cinco o seis DVDs en la mesa del salón para que eligieran los chicos la que quisieran. Hicimos palomitas, cogimos mantas y llamamos a la pizzería para que nos trajeran las pizzas a tiempo. Aprovechamos también para poner unos platos, vasos y servilletas en la mesa, con un cuchillo para cortar la pizza.
Jack y Alex tocaron el timbre justo a las siete. Les abrí. Alex venía con unas cajas de pizza.

-¡Hola! Nos hemos encontrado al pizzero y le hemos pagado esto –sonrió.
-Gracias –sonreí, cogiendo las pizzas y besándole los labios con suavidad.

Jack abrazó a Jamie tras revolverme el pelo y entraron todos al salón. Jack se sentó en una esquina con Jamie al lado, examinando uno a uno los DVDs.

-¿No hay ninguna peli de miedo? –nos preguntó.
-Mira en el mueble de allí –le señalé-. Pero más bien hay pocas. Voy a por las bebidas, ¿qué queréis?
-Coca-Cola –contestó Jack.
-Ya lo sabes –me dijo Jamie.
-Y yo te acompaño.

Alex puso su mano en mi cintura y me acompañó a la cocina. Cogí los refrescos del frigorífico con mi lata de Coca-Cola y le pregunté a Alex que qué quería. Él me besó el cuello.

-A ti, pero bueno… me conformo con una Coca-Cola –sonrió, cogiéndola.

Volvimos al salón, donde ya estaban Jamie y Jack dándose el lote. Carraspeé, y Alex fingió tener un ataque de tos.

-Eh… lo siento –se disculpó Jamie, sonrojándose un poco.
-Venga, ¿cuál ponemos?
-¡Piratas del Caribe! –exclamó Alex, cogiendo la película y poniéndola en el reproductor de DVD.
-Pues ya está, si es la que el niño quiere… -dijo Jack, como si fuese una madre.

Reí y me senté junto a Jamie en el sofá. Alex se sentó junto a mí. Abrimos las pizzas y las partimos y comenzamos a comer mientras permanecíamos atentos a la película. Acabé tumbada sobre Alex, que me acariciaba la cara.
Cuando terminó la película, decidimos jugar al Twister, algo que resultó ser una locura. Jack le metió mano a Jamie, recibiendo una bofetada que les hizo caer a ambos y perder, y Alex cayó encima de mí, aplastándome, por lo que decidimos jugar una vez más.

-Venga, pie derecho en azul, Jamie –dije.
-Me voy a matar, ya verás –dijo ella.
-Eh, Jack, mano derecha en amarillo –dijo Alex.
-Parezco un jodido cangrejo –se quejó.
-Menos quejarte y más aguantar –soltó Jamie.

Continuamos jugando, y a las once, Jack y Jamie se fueron (no me preguntéis adónde, porque no me lo quisieron decir, aunque sabía que Jamie me lo contaría al día siguiente). Alex y yo recogimos todo, y nos fuimos a mi habitación. Me tumbé en la cama y él, a mi lado, me retiró el pelo de la cara y me besó la mejilla.

-Me lo he pasado genial –me susurró-. Algún día de estos tenemos que concertar la tercera cita, ¿eh?
-Ya –le besé los labios-. Oye, Alex… ¿qué somos? Porque ni somos novios ni amigos… ¿un rollo?
-Sí, supongo –sonrió-. ¿Es que no te gusta?
-Sí, sí que me gusta –reí-, pero no sé, tenía la duda.
-Espero que esto te lo aclare.

Sus labios interceptaron los míos con fiereza, pero con suavidad. Nuestras lenguas se rozaban con alegría, y él me acariciaba los muslos, mientras que yo tenía mis manos enredadas en su pelo, disfrutando del momento.

-Ya estoy en casa, Magg –exclamó Brooklyn-. Mamá y papá llegarán en una hora o así.