viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo 30.

Hola, siento el retraso, no me voy a liar porque sé que tenéis ganas de leer el próximo capítulo :D Así que, here we go.


Capítulo 30. (Jamie)
2004

Cuando me desperté, lo primero que hice, fue llamar a Alex, no quería que Maggie lo pillase de sopetón o algo por el estilo. Me contestó con voz somnolienta y en susurros. El alcohol había pasado factura y ahora él tenía una agradable resaca.

Cuando le dije lo que había ocurrido en la fiesta, no se lo pudo creer, es más, me contó exactamente todo lo que había ocurrido y como Lisa le convenció de que le iba a dar su regalo y…

-¡Qué zorra!-exclamé al escucharle.-Oh, dios.
-¿Cómo está Maggie?-susurró ahora, preocupado.
-Está bien-le respondí.- Hoy hablaréis, supongo. Tengo que dejarte, llego tarde.
-Te veo luego, y gracias.

Las clases… Bueno, no eran clases. Tuvimos las cuatro primeras horas hasta que nos dieron las notas, y después cada uno se fue por su lado. Maggie y yo nos fuimos a sentar en los bancos que había en la puerta del instituto. Bueno, Maggie hizo lo de todos los días, usarme a mí de almohada.

-Hola chicas-dijo una Lisa muy, muy sonriente. La miré con asco y ella pareció ignorarme.-Oye Magg, que siento que Alex se descontrole con la bebida.
-Oh, oh…-susurré. Maggie soltó una carcajada divertida que me contagió y me hizo reír a mí también.
-No sabía que las busconas sentían algo-consiguió decir entre carcajadas.-La verdad, Lisa, siento que seas tan “forever alone”, eso de no ligar nada, te afecta y tal… Pero bueno, ya sabes, vete con Frank y deja a los tíos que merecen la pena en paz.
-Eh, déjame añadir algo-dije riéndome.-¡Zas en toda la boca!
-Bueno, seré una forever alone, pero la que se lió con Alex en la fiesta, fui yo. No tú.
-Mira, chavala-respondió mi amiga sin moverse de su sitio.-Soy Paz&Amor, y tengo mucha paciencia, da gracias a que no me levanto, porque si lo hiciese, te daba una hostia que moriríamos las tres. Tú de la hostia, y Jamie y yo de la onda expansiva, así que, ahora. Lárgate.

Pareció asustarse porque se largó de allí, dejándonos a Maggie y a mí riéndonos como bobas. Me encantaba que Maggie fuese así, siempre con una sonrisa, siempre dándonos a entender que estaba bien aunque no fuese así.

-Es una estúpida-susurró Maggie, poniéndose la cazadora sobre la cara.-Tenías razón.
-Lo sé-sonreí y saludé a Jack y Alex, que acababan de llegar.-Magg, ya están aquí los chicos.
-Bien por ellos-murmuró.
-¡Venga, Magg, hay que irse!-exclamó Jack tirándose encima de ella.
-¡Joder, no eres un peso pluma precisamente!-dijo Maggie, golpeándole la espalda.

Jack se rió y la cogió como a las novias para después dejarla en el suelo con suavidad. Yo besé la mejilla de Alex que me sonrió levemente.

-No es por nada chicos, me encantaría quedarme aquí más tiempo… Pero tengo que estar en casa puntual, hoy viene Lukas a comer-dijo Maggie nerviosa.
-¿Viene tu primo? ¿Comida familiar?
-¡Exacto! ¡Fiesta!-ironizó.-Si cantamos en el sing star, te aviso.
-Sólo si vais a cantar canciones que yo me sepa.
-Cantaremos Green Day, y Simple Plan…-Maggie sonrió más alegre, y pude apreciar que Alex no le quitaba la mirada de encima.- ¿Nos vamos?
-Sí, mejor.

Esta vez, fue diferente. Maggie y Jack se fueron delante, y empezaron a hablar muy bajito, supuse que de lo ocurrido en la fiesta. Alex miraba sus zapatillas, perdido en sus pensamientos.

-Eh-golpeé su brazo con suavidad.-¿Estás bien?
-¿Crees que la he perdido?-preguntó mirándome.
-No-sonreí y negué con la cabeza.-
-Jamie, te prometo que todo lo que te he contado es…
-Es verdad-asentí.-Lo sé, y Maggie también.
-¿Cómo?-su mirada se desvió hacia Maggie, que reía levemente, y luego volvió a mirarme.
-En la fiesta, cuando hablé con ella, recalcó mucho que era Lisa quien te estaba besando.
-¿En serio?-le seguía sorprendiendo.
-En serio-asentí con la cabeza.

Eso pareció animarle un poco. Cuando llegamos a casa de Maggie, se despidió de todos, y al llegar a donde estaba Alex, besó su mejilla con cariño y le dijo que le llamaría.

Alex y Jack dijeron que me acompañaban y así fue. Estuvimos todo el camino en silencio, hasta que Jack sacó de nuevo el tema de la fiesta, que parecía ser el único tema del día.

-Hoy tuvimos un pequeño encontronazo con Lisa-dije evitando reírme. Alex se puso tenso y me miró.
-¿En serio?-A Jack, en cambio, parecía divertirle.
-Te lo juro, y Maggie le plantó cara-exclamé impresionada.-Quiero decir, Maggie nunca hace eso, prefiere pasar de las movidas…
-¿Y qué hizo?
-Le llamó buscona-reí.-Y le dijo que tenia suerte de que ella estuviese en contra de la violencia, porque si no, le daba una hostia.
-Joder, con Maggie-exclamó Jack, riéndose.
-Fue un zas en toda la boca-confesé.
-Y todavía no se ha enfadado contigo, Alex-susurró Jack mirándole.-Que suerte tienes.
-Lo sé-Alex sonrió.-Eh, Jamie, gracias.
-De nada-sonreí y besé la mejilla de Alex.-Voy dentro.

Besé la mejilla de Jack y entré dentro de casa. Me preparé un sándwich y con la excusa de estar cansada, subí a mi cuarto a comer. Le mandé un mensaje a Maggie preguntándole que tal le iba, y me dijo que al día siguiente pensaba quedar con Alex y hablar las cosas.

Bueno, eso era un avance, podía ser peor, ¿no? No se como, ni a que hora, pero me quedé dormida. Algo normal, porque no había dormido nada aquella noche. Así que aproveché esos minutos de descaso muy agradecida.

sábado, 2 de julio de 2011

Capítulo 29.

Capítulo 29. (Maggie)
2004

La fiesta comenzó bien. A todos nos extrañó que Lisa estuviera allí (incluso a mí), pero no le di importancia, y fui a pasármelo bien. Estuve menos tiempo del que habría querido con Alex, pero lo entendía, porque allí había muchos amigos suyos y les querría dedicar tiempo a todos.
Estuve un rato con los chicos, bailando. Vi que Jamie y Rian estaban sentados en el sofá, hablando, y me olisqueé otra cita entre esos dos. Me lo estaba pasando genial bailando con Jack.
Fui al baño a retocarme el maquillaje, pero al abrir la puerta, me quedé alucinada.
En un rincón del baño, Lisa y Alex se besaban.

-Eh, hola –dije-. Quiero usar el baño, ¿o molesto?

Las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos. No podía ser cierto.

-Joder, Alex –comenzó a sollozar ella, para mi asombro-. Magg, ha estado a punto de violarme.

Miré a Alex, que no parecía enterarse de nada. Pues sí que había bebido…

-Maggie, yo sólo he venido aquí porque ella me ha dicho que iba a darme mi regalo… -susurró él, tratando de acercarse a mí.
-¡¡Mentiroso!!

No sabía qué hacer. Dicen que los borrachos nunca mienten y me lo creía, además, era imposible que hubiera sido él el culpable, más que nada porque ella era la que tenía arrinconado a Alex. Pero yo les había visto y…

-Mira, Lisa, te vas con Frank, que seguro que te acoge con los brazos abiertos, pero a Alex le dejas –dije, tratando de no llorar más.

Desaparecí de allí. No quería estar más rato junto a ellos. Atravesé la fiesta corriendo como pude (culpa de los tacones y del vestido ceñido) y salí al jardín. Me senté a llorar. Vale, Alex y yo no éramos nada serio pero… joder, creí que me quería. Vale, le creía y sabía que había sido culpa de Lisa, pero la escena que había visto seguía en mi mente, como si fuera una cinta rayada.
Noté cómo alguien me abrazaba, y al instante supe que era Jamie. Apoyé mi cabeza en su hombro. ¿Qué haría sin ella?

-¿Me cuentas qué ha pasado? –me preguntó.
-Alex, y Lisa y… -contesté entre sollozos- Alex estaba… Alex estaba besando a Lisa, o Lisa a Alex o yo que sé… -volví a cubrirme mi cara con las manos.
-¡Te lo dije! ¡Te dije que no me caía bien! –exclamó ella, algo enfadada.
-Vale, sé que me lo dijiste, no me hundas más, joder… -me quejé.
-Lo siento. Podías coger a alguno de la fiesta y liarte con él, total…
-Él no sería Alex –contesté tajante.
-Ya… Pero Alex se ha besado con Lisa.
-O Lisa le ha besado a él –remarqué.

Comencé a arrancar hierba del jardín, hipando. Me parecía surrealista todo…

-¡Estás horrible! –exclamó Jamie al mirarme a la cara.
-Como si tú estuvieses perfecta -sonreí levemente-. ¿Crees que puedes arreglar este estropicio?
-Claro –me contestó, segura.

Con cuidado, limpió mis mejillas con un kleenex de los restos de rímel que me quedaban, y me pintó un poco la raya superior.

-¿Entramos? –me preguntó.
-Yo solo… Quiero quedarme sola un rato, ¿vale?

Ella asintió y entró a la fiesta. “Venga, Maggie, no vas a llorar más. Sólo… quédate pensando en blanco. Mira, ahí hay una flor”. Pero nada. No funcionaba. Todo me recordaba a Alex, y recordé que no le habíamos dado su regalo. Bah, ya se lo daría Jamie, si total…

 No sabía lo que hacer. En un principio, pensé en no hablarle, pero esa no era la solución. Teníamos que hablar, aunque esperaría al día siguiente, que no estaría borracho.

Esperé un poco a que no tuviera los ojos tan rojos y volví a la fiesta con una sonrisa en la cara. Jamie me sonrió con aprobación y se acercó a mí. Sonaba “Are You Gonna Be My Girl?” del grupo Jet. Jamie y yo nos miramos, y comenzamos a bailar con entusiasmo y felicidad. Jack y Rian se unieron a nosotros, y Zack y Zoe (que habían vuelto a la fiesta) también lo hicieron. Éramos el punto de mira, pero, ¿qué importaba? Estaba con mis amigos, pasándomelo bien, bailando y, sobre todo, siendo feliz.

La verdad era que no quería volver a casa. Me lo estaba pasando demasiado bien ahora como para volver a casa con los gritos de mi madre diciéndome que por qué llegaba tan tarde.

Sin embargo, no todo es eterno, y a las tres, Rian se ofreció a llevarnos a nosotras, a Jack y a Alex a casa. Preferible a llamar a nuestros padres…
Jamie se sentó en el asiento del copiloto, junto a Rian, e iban hablando de temas intrascendentes y para nada importantes. A mí me tocó sentarme detrás con los dos borrachos. Jack intentaba meterme mano, y yo le paraba, y Alex se quedó dormido a los dos minutos de trayecto, así que no supuso ningún problema.

-Eh, Rian, me sabe mal dejarte con estos dos –le dije, saliendo del coche.
-No pasa nada, está todo controlado –sonrió con su magnífica sonrisa.
-Jamie, mañana a las once en clase –le dije.
-Sí, no te preocupes, no estaré allí más temprano –ella sonrió.
-Venga, ten cuidado Rian. ¡Hasta mañana!

Me despedí con la mano y observé cómo el coche llegaba al final de la calle para dejar a Jamie, y luego se perdía al girar la esquina.
Entré en casa con cuidado de no hacer ruido. No había nadie, menos mal. Me quité los tacones y los llevé en la mano hasta la planta de arriba, donde, al entrar en la habitación, me puse el pijama y me desmaquillé. Me acerqué al baño para lavarme los dientes y volví a mi cuarto, para acostarme.

Sin embargo, no concilié el sueño hasta bien entrada la madrugada. No sabía qué le iba a decir a Alex.

Puse la alarma a las diez y caí en la cuenta de que apenas me quedaban cuatro horas de sueño. Bueno, algo es algo, ¿no?