viernes, 14 de enero de 2011

Capítulo 1.

Damas y caballeros, señores y señoras... He aquí uno de los mejores fics que podréis leer en la historia. Escrito por Natalia Poynter Gaskarth (autora de Is Never Enough, OMG y Going Though The Motions) y Patricia Dawson Barakat (autora de On The Road), aquí llega Stay Awake, ¡el fic que todos estabais esperando! :D
¡¡ESPERAMOS QUE OS GUSTE!!


Capítulo 1. (Maggie)
2004

El despertador sonó por enésima vez en lo que llevaba de mañana. Qué coñazo, al final tendría que llevarlo a una relojería o darle con un martillo. Lo volví a apagar y continué haciendo los deberes de francés que la profesora nos había mandado. Sí, menudo planazo para un sábado. Bueno, aún me quedaba el consuelo de que esa noche Jamie y yo iríamos al cumpleaños de Frank, un  chico de nuestra clase de historia que cumplía los dieciséis. Decían que iba a ser épico, que tocaría un grupo bastante bueno y que se colaría alcohol, además, Frank era de confianza y Jamie y yo no pudimos decir que no.
El móvil sonó. Joder, así no me podía concentrar en francés.

-¿Diga?
-Soy yo, idiota –rió Jamie al otro lado-. Te espero en mi casa a las doce y media, comes aquí y nos arreglamos aquí. ¿Vale? Hasta luego.

Y colgó. Suspiré, las manías de Jamie. Miré el reloj: las doce. Me puse corriendo algo decente y, tras meter en una mochila mi vestido, los tacones, el pijama y la bolsa de aseo con el maquillaje, rímel (y demás artilugios estéticos) y el cepillo de dientes. Tras dejarle una nota a mi familia (la cual se encontraba ausente) diciendo que iba a comer y a dormir en casa de Jamie, cogí la cartera, el iPod, las llaves y el móvil y me fui.
El trayecto hasta la casa de Jamie no era muy largo: vivía al final de la calle, a unos quinientos metros de mi casa. Cuando llegué, apagué el iPod y toqué tres veces, algo que siempre hacía. Ella me recibió con uno de sus abrazos, me quitó la mochila y la subimos a su habitación, la cual estaba forrada con posters de grupos.

-Bueno, ¿lista para la mejor fiesta del curso? Dice Frank que me va a presentar al guitarrista de la banda que va a tocar –me dijo ella, emocionada-. Es muy amigo suyo y al parecer somos parecidos.
-Oh, entonces también será tonto. Pobre –recibí un almohadazo de su parte.
-Venga, vamos a comer, que tenemos que estar perfectas a las siete.
-¿A las siete? Dios, Jamie, ¡quedan seis horas! Vamos a relajarnos un poco.
-¡¡No!!

Al final, acabamos viendo la televisión mientras comíamos unos rollitos de primavera y arroz tres delicias de un restaurante chino. Nos quedamos un buen rato vagueando y hablando hasta que, a las cinco, ella comenzó a meterme prisa para arreglarnos.

A las siete y media, las dos llegamos a casa de Frank, perfectas. Jamie vestía una falda ajustada negra con una camiseta por la cintura celeste, iba preciosa. Además, los zapatos que llevaba, negros con poquito tacón, le estilizaban bastante las piernas. Yo llevaba un vestido azul marino con unas manoletinas blancas que me encantaban. Al llegar, el mismo Frank se encargó de recibirnos.

-Hola, chicas… vaya, venís guapísimas –sonrió.
-Gracias Frank, tú tampoco estás nada mal –contesté.

Nos acompañó hasta el jardín trasero, donde había una carpa con mucha gente bailando al ritmo de la música.

-¿Queréis algo de beber? –preguntó él.
-No, gracias –sonrió Jamie-. Eh, Magg, voy a saludar a las chicas, ¿ahora vienes?
-Sí, no te preocupes.

Cuando se alejó, Frank me miró con una sonrisa que, para ser honestos, no me gustó nada.

-¿Vodka con limón?
-Claro –sonreí.
-Aquí tienes. ¿Me acompañas un momento? Te quiero enseñar una cosa.
-Claro.

No debería haberlo hecho, lo sabía. Me guió por el interior de la casa hasta un armario en el que ponía “7 minutos en el cielo”. No, no, no. Mierda.

-Ven…
-No, Frank.
-¿Cómo que no? Lo pasaremos bien.
-No quiero.
-Venga, sólo serán siete minutos, Maggie…
-He dicho que no, Frank.
-Venga…

Me cogió la mano y me metió a la fuerza en el armario. Maldije a todos sus antecedentes en susurros. Intentó besarme, pero siempre giraba la cara. Intenté más de una vez abrir la puerta, pero no pude. Dios.
Su mano se coló por debajo de mi vestido, y le pegué una bofetada. ¿¡Quién coño se creía?! Por Dios, necesitaba salir de allí, quería llorar.
Por suerte para mí, la puerta se abrió. Un chico alto y guapo nos miró, extrañado.

-Oh, lo siento, iba a dejar mi chaqueta…
-¿No ves que está ocupado, Alex?
-No, Dios, no, déjame, pesado.

Salí como pude, pero tropecé con el supuesto Alex y caí sobre él en el suelo.

-Lo siento, de verdad, pero es que tengo que salir de aquí… -me excusé, levantándome.
-No pasa nada –sonrió él, amablemente, para luego mirar a Frank-. No vuelvas a hacerlo, Frank. Ya sabes lo que pasó la última vez. Nadie más se lo merece, y creo que una chica como…
-Maggie –continué.
-… menos. Así que aplícate el cuento.

Frank se quedó cortado y salí al jardín con Alex, que se había asegurado de acompañarme hasta allí.

-Lo siento, con las prisas, no nos hemos presentado como es debido… -dijo él, frotándose el cuello. ¡Eh! ¡Hacía como yo cuando estaba nerviosa!
-No pasa nada… Yo soy Maggie, pero me llaman Magg también –sonreí, ofreciéndole mi mano.
-Yo Alex, soy el cantante de All Time Low –él la aceptó y la estrechó.

1 comentario:

  1. Vaya, deciros que me está empezando a gustar eeh? Un buen comienzo ^^
    Aunque Frank.. que asco de ha dado iugg.. XD
    y Alex como quien no quiere la cosa apareciendo en el momento mas oportuno! jajjaa
    me gusta chicas, seguid vale?

    :)

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