lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 27.

Siento la tardanza... ¡Pero aquí tenéis!


Capítulo 27. (Maggie)
2004

Al final del ensayo, Rian, Jack y Zack se acercaron a nosotras, aprovechando que Alex había subido al baño.

-Chicas, el veintidós, haremos una fiesta para Alex –nos dijo Jack-. Su cumpleaños fue el catorce y…
-¡¡NO ME JODAS!! –grité. Dios, ¿eran imbéciles? ¿Cómo no nos lo habían dicho?-. ¿Por qué no me lo dijisteis? Enserio, pfffff.
-Porque ninguno le felicitamos –contestó Rian-. No te enfades, Magg. Le vamos a organizar una fiesta que le dejará alucinado –sonrió.
-Eso venga, Magg, sonríe, eso significa compras para buscar un vestido –me dijo Jamie.

Cuando terminó, Alex y Jack nos acercaron a casa y, tras despedirnos, entré a mi habitación. Me cambié con rapidez y caí rendida en la cama. Al día siguiente teníamos clase y apenas había descansado el fin de semana. También iría de compras con Jamie, para ver qué vestido nos pondríamos y qué le regalaríamos a Alex. Además, me tendría que explicar con más claridad eso de Rian.

El día siguiente no fue mal, todo lo contrario. De nuevo, Lisa se volvió a juntar con nosotras. A Jamie no le hacía mucha gracia la idea, pero si a mí me caía bien, ella la respetaba. Además, todavía no había hecho nada malo, y tampoco es que yo creyera que lo iba a hacer. Después de todas las (aburridas) clases, Alex y Jack volvieron a recogernos, y Alex me dijo que me tenía preparada una pequeña sorpresa para el concierto del veinticuatro. Claro, él no sabía que nosotros le teníamos preparado una sorpresa aún mayor, de la cual podía escuchar hablar en susurros a Jamie y Jack.
Después de comer, Jamie y yo fuimos a pie hasta el centro de la ciudad, donde comenzamos a mirar tiendas.

A Jamie le encantaba la moda, podría tirarse en las tiendas siglos, hasta que cerraran, y no se cansaría de ver la ropa. Cuando éramos pequeñas, ella era la que vestía a las barbies, la que les modificaba la ropa con pegatinas y le pedía a su madre que le cosiera unos trozos de tela y les pusiera velcro detrás, transformándolos en camisetas o pantalones. Siempre me había sorprendido esa habilidad de ella y parecía ser que con el paso del tiempo me la había pegado, porque lo que ella no sabía arreglar, yo sí lo sabía hacer.

-A ver, cuéntame lo de Rian –le pregunté, entrando a una tienda que parecía tener cosas monas.
-No sé, tía, ¿qué te voy a contar? –rió-. Fuimos a hacer fotos a un parque muy mono que no conocía, es majo –cogió un vestido gris y me lo enseñó-. ¿Te gusta para ti?
-Es mono, me lo probaré –lo cogí. Sí, era mi talla-. Pero… ¿quedasteis como amigos? ¿O era una cita?
-Como amigos, tía –rió de nuevo-. ¿Cómo iba a ser una cita?
-Eh, te recuerdo que yo tuve una cita con Alex cuando todos lo veíamos imposible.
-Ya, pero bueno.
-Mira éste –le tendí uno rosa palo de su talla-. ¿Te gusta?
-¿Rian o el vestido?
-Los dos –contesté.
-Pues el vestido sí. Y Rian… no sé. Es muy mono.
-¿Sólo mono?
-Sí, joder. Además, le gusta otra. Dice que la quiere enamorar, bueno, eso le dije yo.

Pero a mí todo ese tema me olía a chamusquina. Algo raro había ahí… tendría que hablar con Rian al día siguiente, ya que ese día íbamos a faltar al ensayo.

-Oye, Magg, ¿qué le regalamos a Alex?
-Ni idea… -suspiré-. Tendremos que mirar después en alguna tienda así de su estilo.
-Vale.

Continuamos cogiendo vestidos en aquella tienda y, tras probarnos una veintena cada una, elegimos los dos que habíamos cogido al principio.
Tras pagarlos, fuimos a más tiendas para buscar el regalo de Alex, pero nada, no había nada de su estilo en ninguna: o muy cursi, o muy chorizo. Pensábamos ya en desistir, cuando vimos una tienda que parecía que tenía un cartelito debajo del nombre de la marca que ponía “Diseñados especialmente para All Time Low”. Aquello era lo que buscábamos.

-¿Lo has visto? –me preguntó Jamie.
-Sí. ¡¡Vamos!!

Entramos en la tienda, y comenzamos a mirar todo lo que había allí, desde pantalones hasta sudaderas, incluyendo todo tipo de gorros, cinturones, zapatillas… aquello era el paraíso.

-Bueno, y tú no me has contado, ¿qué tal con Alex ayer?
-Pues como siempre –me encogí de hombros-. Estuvo mucho más cuco que de costumbre.
-¿Y eso?
-Me quiso enseñar la habitación de su hermano –le dije-. Pero no le dejé. Para qué, ¿para hacerle daño? Además, yo sentiría impotencia al verle mal y no saber qué decir para consolarle.
-Llevas razón –dijo ella, mirando las sudaderas-. ¿Y cómo es que cantaste?

Recordé el momento en el que Alex me invitó a sentarme para que cantara con él. Había sido tan… uf. Tan relajante.

-Eh, Magg, estoy aquí –Jamie movió su mano delante de mis ojos.
-Pues me dijo que quería cantar una canción que esperaba que me supiera… y resultó ser I’d Do Anything, de Simple Plan.
-Alex tiene que estar actuando o algo –bromeó-. Es demasiado cuqui para ti.

Las dos reímos.

-Eh, mira esta sudadera de Atticus –me dijo, enseñándomela.
-Dios, es Alex total.
-Pues no se diga más, a comprarla.

Después de comprar la sudadera, nos fuimos a dar más vueltas por el centro de la ciudad, eso sí, con un chocolate de Starbucks en la mano.
Me encantaban las tardes de chicas con Jamie, las había echado de menos. La verdad era que desde que All Time Low entró en nuestras vidas, teníamos menos tiempo para estar las dos juntas haciendo el tonto, pero la sustitución (ensayos, citas, fiestas y demás con los chicos) era bastante buena también.

Sonreí al imaginarme la cara de Alex al ver lo que le teníamos preparado, y caí en la cuenta de que al día siguiente nos darían ya las notas, lo que significaba que hasta el 2005, no habría más clase. Qué buena era la vida.

viernes, 13 de mayo de 2011

Capítulo 26.

Lo siento LO SIENTO. Pero joder, he estado bastante líada y todo eso. Ahora os dejo el cap, lo siento, en serio.

DISFRUTAD.


Capítulo 26. (Jamie)
2004

Me aseguré de que había metido los objetivos y demás en la mochila de la cámara y puse una carpeta cualquiera en el ipod, que resultó ser un cd de Maggie, de My Chemical Romance. No estaban mal, la verdad, era muy Maggie.

Sonreí, sabiendo que tendría que contarle lo que había hecho hoy, y más si me veía aparecer con Rian en el ensayo. Él llegó puntual y nos fuimos a un sitio dónde él decía que se podían hacer fotos geniales, y tenía razón.

Era un pequeño parque, dónde había niños corriendo de un lado a otro, y señoras paseando a chihuahuas como si su perro fuese el más bonito de todo el parque. Sonreí y abracé a Rian, agradeciéndoselo.

-¿Y qué tal con esa chica?-le pregunté mientras ponía un objetivo a la cámara.
-Mañana hemos quedado-sonrió.-Me encanta, siempre está ahí, si la llamo para cualquier tontería. ¡Le propuse cine y cena y otro plan más simple, y prefirió el simple!
-Eh, entonces me cae bien-sonreí y enfoqué a una pareja de niños de tres o cuatro años que estaban jugando con la arena.-Me encantaría volver a tener cuatro añitos.
-¿Ah, sí? ¿Por qué?-preguntó curioso.
-No te preocupabas de nada. Yo solo quería ir corriendo a casa de Maggie a jugar con su muñeca nueva-reí.-Y cuando se manchaba el vestido de barro, la hermana de Maggie, Brooklyn, tenía una pequeña lavadora de juguete que iba con pilas, y metíamos la ropa de la muñeca ahí. ¡Era muy cómico y divertido!
-Seguro, seguro-rió alegre-.Si te sirve de consuelo, cuando yo tenía cuatro años, iba golpeando cualquier peluche que me encontrase por el camino, hasta que me caí de espaldas y me hice daño…
-¡Oh, Dios, yo quería haber visto eso!-reí y nos sentamos en la hierba.
-¿Para qué? ¿Para reírte de mí?-alzó una ceja mirándome.
-¡Exacto! No hay nada más divertido que reírte de los demás-sonreí mirándole.
-¡Ya verás tú!-y empezó a hacerme cosquillas, mientras yo reía y pataleaba intentando que me soltase.
-Para, para, para-conseguí decir entre carcajadas.
-Bueno, vale, paro-sonrió.

Estuvimos toda la tarde en aquel parque. Hablando, riéndonos, conociéndonos un poco más. Rian era un chico increíble, no sólo el batería de All Time Low. Era una persona maravillosa, dulce, cariñosa, sincera…

Teníamos cosas en común que nunca había pensado que pudiese tener con él, pero ahí estaban. Para hacer la gracia, nos tomamos un par de fotos juntos, haciendo el idiota, y al verlas de nuevo, volvimos a reír.

-Sería mejor que fuésemos ya a mi casa-comentó él, levantándose y sacudiéndose la hierba del pantalón. Me tendió la mano con una sonrisa.-Venga, vamos.
-Gracias-dije mientras me agarraba a su mano. Rian tiró de mí y me levantó con facilidad.-Joder…
-¿Qué?
-Que soy un peso pluma-reí, y él rió conmigo.
-Anda vamos, peso pluma-se burló.

Me guió hasta el coche y me abrió la puerta del copiloto, como todo un caballero. No tardamos mucho en llegar a su casa, y durante todo el trayecto, en la radio pasaban un especial de Maroon 5.
Al llegar, Alex y Maggie ya estaban allí, en la puerta, esperándonos. Saludé a Maggie abrazándola y ella me respondió, para después coger emocionada la cámara que colgaba de mi cuello y sacar una foto a Alex, que estaba despistado.

-¡Oye!-exclamó él mirándo a Maggie.
-Eh, ¡Jamie podría ser vuestra fotógrafa!-exclamó Maggie sonriente.
-¿Y tú qué serías nuestro?-pregunto Alex abrazándola por la cintura.
-Yo sería la ayudante de Jamie-rió alegre.- ¿Dónde habéis estado?
-Rian me invitó a ir a sacar fotos a un parque. Últimamente, tenía a mi pobre cámara abandonada, así que dije, ¿por qué no? Total, Alex y Maggie estarán todo el día juntos…
-Y no te has equivocado-Maggie me sonrió alegre. Estaba feliz.

Entramos dentro y fuimos directos al garaje. Aun faltaban Jack, Zack y Zoe, que al igual que nosotras, iba a la mayoría de los ensayos. Maggie y yo nos tiramos sobre el sofá, bueno, yo me senté, y Maggie apoyó su cabeza en mis piernas, usándome de cojín.

-¿Cómoda?-pregunté mirándola, frunciendo el ceño.
-Hombre, podías ser un poco más blandita, pero bueno, sirve-me sonrió y acabó riéndose.-Me encanta venir aquí… No sabes qué ha pasado hoy…
-¿Qué?-la miré esperando a que siguiese.
-He ido…-miró a su alrededor, Alex y Rian estaban bastante lejos de nosotras.-Alex me ha llevado a su casa.
-¿Qué?-volví a susurrar, hablando bajito, igual que ella.
-Te lo juro, me ha enseñado una canción nueva, y ha tocado la de I'd do anything, de simple plan. Creí que me moría ahí mismo, te lo prometo-se llevó las manos a la cara, tapándosela.
-Vaya…-comenté y miré a Alex, que miraba a Maggie divertido.
-¡Buenos días, familia!-exclamó Jack, bajando las escaleras de dos en dos.- ¡Hola preciosas!
-Buenas tardes, Jack, se dice tardes…-reí y dejé que me besase la mejilla.
-Maggie, ¿no me dejas darte un beso?-preguntó Jack mirándola, seguía con las manos en la cara.
-¡Depende donde!-dijo ella, sin retirar las manos de su rostro.
-¡En la boca!-Jack sonrió divertido.
-Bueno, vale-Maggie se retiró las manos de la cara y rió.- ¡Bobo mío!
-¡Tonta mía!-exclamó él en el mismo tono divertido, y besó su frente.- ¡Tengo ganas de quemar calorías!
-Pues folla-respondió Maggie, ni corta ni perezosa.- ¿Qué? Joder…
-¿A quién?-Jack empezó a girar.- ¡Jamie, eres la afortunada!
-Ni aunque fueses el último mono de la tierra-le sonreí alegre.
-¡Que mala amiga!-exclamó Jack con fingida tristeza.- ¿Y si somos folla amigos?
-¿Y si te vas a ser violado por una panda de monos?-inquirí sonriente.
-Vale, hoy tienes ganas de picarme, ¡pues no lo conseguirás!-Jack sonrió y besó mi mejilla de nuevo.- ¿Y el bajista y la novia?
-Compartiendo amor-respondió Alex mientras colocaba el micrófono.- ¿Sabéis? Maggie ha cantado conmigo.
-¿Qué?-Jack y yo miramos a Maggie.
-¡Mentira, mentira!-exclamó, riéndose, y volvió a esconder su cara entre sus manos.
-Locos, todos locos-suspiré.

Cuando Zack y Zoe se dignaron a aparecer, comenzó el ensayo. Ya nos habíamos aprendido varias canciones, ¡y las que nos quedaban!

lunes, 2 de mayo de 2011

Capítulo 25.

¡Hola!
Siento no haber subido antes, a pesar de haber tenido a un par de moscas cojoneras pidiéndomelo (sí, Vanesa, va por ti xD).
Espero que os guste el capítulo.

xoxo, Patri.

Capítulo 25. (Maggie)
2004

Jamie no me quiso explicar qué planes tenía, pero bueno, tampoco era yo nadie como para controlar su vida, así que me enteraría cuando me lo contara.
Alex me llamó después de comer, preguntándome que si quería ir a su casa a pasar la tarde hasta el ensayo, que lo tenían a las siete. Tras preguntarle a mi madre y convencerla para que me dejara ir (no le hacía gracia que fuera a su casa, supongo que se olería algo), me duché y arreglé. Él me recogería en su coche y nos iríamos directamente hacia allí.
Me pinté la raya en el párpado superior, me eché rímel y metí el móvil, las llaves y la cartera en los bolsillos. No sabía por qué, pero estaba nerviosa. ¿Y si me encontraba a los padres de Alex? Me había dicho que no estaban en casa pero, si los conociera, me pondría muy nerviosa.
Pasó a recogerme a las cinco y, tras despedirme de mis padres, me monté en el coche. Le besé la mejilla a modo de saludo.

-Hola –saludó él, y cuando llegamos a un semáforo en rojo, besó mis labios con suavidad-. ¿Qué tal la mañana?
-Aburrida, pero bueno –sonreí-. Aunque me ha costado horrores convencer a mi madre para venir.
-¿Y eso? ¿No se fía de mí? –preguntó.
-No, no es eso. No se fía de que seamos amigos, ese es el quid de la cuestión –reí.

Su casa no estaba muy lejos de la mía, es más, no sé para qué había venido en coche cuando hacía ese trayecto todos los días a pie. Su casa era normalita, ni muy grande ni pequeña, y me gustaba, era típica casa cuadrada americana.

-Me gusta –sonreí, entrando por la puerta principal-. Es muy acogedora

Él me dedicó una sonrisa y cogió mi mano, para hacerme subir las escaleras.

-Ésta es mi guarida –me dijo, enseñándome una habitación llena de pósters de grupos de rock y de guitarras.
-Vaya, cómo mola –dije, observándola. La tenía bastante ordenada.
-Gracias –sonrió-. Ven, vamos a ver la sala de música.

Me guió a través del pasillo hasta una habitación llena de guitarras. Habría como diez allí metidas. Me quedé alucinada observándolas con admiración. Eran preciosas todas, y estaban muy bien cuidadas. Me fijé en que también tenía un par de micrófonos a un lado y unas sillas en mitad de la habitación. Observé con atención cómo cogía una de las guitarras acústicas y se sentaba en una de las sillas, cruzando las piernas.

-Venga, siéntate, que vamos a cantar. Espero que te la sepas –sonrió.

Le obedecí y me senté en la otra silla, y me ajusté el micrófono. Vaya, iba a cantar con Alex… se me hacía raro. Es decir, sólo había cantado con un micrófono en el Singstar de la PlayStation 2 de Jamie, y siempre lo hacíamos de broma.
Alex comenzó a tocar unos acordes que me hicieron mirarle boquiabierta. Era una de mis canciones preferidas.

-Another day is going by. I’m thinking about you all the time, but you’re out there and I’m here waiting… -cantó Alex. Quise levantarme y besarle. ¿Cómo podría haberlo averiguado? ¿Cómo lo sabría?
-Eres genial –dije, con una sonrisa.

Él sólo sonrió y siguió cantando. Me dejó cantar la segunda estrofa y el segundo estribillo, y me encantó ver su mirada de aprobación. Le gustaba cómo cantaba, ¿no era estupendo?
Creo que aquel fue uno de los momentos que siempre recordaré con mayor intensidad, uno de los más felices de mi vida. Cuando terminó la canción, tuve la sensación de que nuestra relación se había estrechado hasta un punto en el que comprendí, que era casi imposible estar más… conectados.

Podría sonar a locura, pero era la verdad. Puede que le conociera de apenas una semana o dos, pero había hecho tantas cosas… y parecía conocerme mejor que mi propia hermana.
Me levanté de la silla y me acerqué a él, que dejaba la guitarra en su sitio. Le abracé. Él me rodeó con sus brazos y me besó la frente.

-Gracias, Alex –dije, besándole los labios.
-De nada, enana, sabes que estoy aquí para lo que quieras.

Salimos de la sala de música, y al pasar por la puerta de la que parecía una habitación, Alex meditó si entrar o no. Lo comprendí al instante. Tiré de él y salimos de la casa, nos fuimos al jardín trasero, donde había una especie de sofá-columpio. Nos sentamos allí.

-¿Por qué lo has hecho, Magg? –me preguntó.
-No es necesario, Alex. De verdad. Entiendo cómo te sientes, y no quiero que hagas cosas que te hagan daño. Bastante haces con tocar Lullabies –sonreí, y le abracé.
-Gracias, Maggie. Enserio. Eres genial, pequeña –sonrió.

Estuvimos un rato así, abrazados, en silencio. No queríamos estropear aquel momento hablando… ¿y si decíamos algo equivocado?
Pero no todo es eterno, y nos separamos para levantarnos. Alex me guió hasta su habitación, y nos tumbamos allí en su cama. Él cogió una guitarra que tenía allí.

-Mira, te voy a enseñar canciones que he estado componiendo. Les faltan muchos retoques en los que me tienen que ayudar los chicos, pero creo que están bien –sonrió.

Le besé la mejilla para infundirle ánimos. La verdad es que aún no sé cómo pudo tocar, estábamos los dos tumbados en la cama y no es que hubiera espacio de sobra. Además, lo dicho, estábamos tumbados. ¿Cómo iba a tocar medianamente bien? Pero me sorprendió y lo hizo. Me enseñó un par de canciones que, sinceramente, me encantaron. Una se llamaba “Running From Lions”, y desde el principio supe que a Jamie le encantaría.

Estuvimos el resto de la tarde juntos haciendo el vago, besándonos o bien hablando, simplemente. Me gustaba estar así con él, tranquilos, sin que nada ni nadie nos molestase, contándonos nuestros secretos y queriéndonos.

Me pregunté si él me quería de verdad, o sólo me veía como un rollo y una amiga más. Era algo que no podía saber, a menos que él me lo aclarara, y yo no se lo iba a preguntar. Eso es algo que tenía que salir del corazón.

Nos fuimos al ensayo más felices que nunca, yo, al menos, enamorándome cada día más de sus virtudes y de sus defectos.

jueves, 14 de abril de 2011

Capítulo 24.

Lo siento, la guay de Patricia no me avisó que había subido, lo siento :) Aquí os dejo el cap.


Goodnight <3


Capítulo 24. (Jamie)
2004

Al menos, ir a casa de Maggie, iba a ser para algo bueno. Los chicos tenían un contrato, grabarían un disco. Y Alex había quedado en ir con Jack a casa de Maggie, y era casi obligatorio que yo fuese. Sí, fui antes para ayudar a Maggie a colocar todo, y finalmente, Jack y yo volvimos a acabar liados, pero es que era superior a mí…

Cuando salimos de casa de Maggie, Jack no dejaba de besarme el cuello, y ni si quiera me soltaba la cintura. Vamos, parecía que Jack y yo éramos sólo una persona de lo juntitos que íbamos.

-Jack, ¿tú no respiras?-pregunté interceptando sus labios con suavidad.
-A ratos-respondió él, y volvió a besarme con fiereza.-¿Sabes que Maggie me ha prohibido traer condones?
-¿En serio? ¿Pensabas llevarte a alguien a la cama?-alcé una ceja y le revolví el pelo.
-No, joder, sabía que tú no ibas a querer, demasiado difícil me lo pusiste para que nos liásemos… Tiempo al tiempo-susurró, y recorrió mi cuello con sus labios.-Debería dejarte una marquita, como Alex a Maggie.
-Ya, pero Alex y Maggie son algo, y nosotros sólo somos amigos-le guiñé un ojo divertida.
-Sí, amigos que están a líos, que no se te olvide eso-susurró en mi oído.
-Que idiota eres-reí y continuamos andando.

Jack no soltaba mi cintura, y me acercaba de vez en cuando a él para poder besarme con tranquilidad. El camino a casa fue más largo. Nos deteníamos a cada rato para besarnos sin que la gente nos mirase, aunque a las once, no es que hubiese mucha gente por allí.

-Podría acostumbrarme a esto-comentó Jack una vez que nos detuvimos en frente de mi casa.-Quiero decir, a estar a líos contigo. Es… ¡Como una relación abierta!
-¡Qué morro tienes!-exclamé y solté una carcajada.
-Me dirás que no te gusto… Porque si no te gustase, no me dejarías hacer esto-volvió a besarme, de manera divertida.
-Te aprovechas de eso-le susurré apoyando mi espalda con suavidad contra la pared de mi casa.
-Podría aprovecharte mejor si me dejases-sonrió de lado y mordió mi cuello.-Seré bueno y no te haré un chupetón.
-Mejor, mejor

Dejé que siguiese recorriendo mi cuello con sus labios, pero cuando metió sus manos por debajo de mi camiseta, me empecé a poner nerviosa, sin motivo alguno. Él pareció notarlo, porque acarició mi cintura con cariño para que yo me relajase.

Volví a besarle, estaba dejando caer todo lo que había construido para que Jack no se saliese con la suya, pero de todos modos, era yo quien se estaba liando con él, ¿no?
Nuestras lenguas se rozaron divertidas, en un juego en el que ambas ganaban. Estábamos así, muy cerca, cuando las luces del salón de mi casa se encendieron.

-Mierda-bufé.-Mis padres.
-Será mejor que entres-Jack volvió a besar mis labios  y se marchó.

Yo respiré un par de veces, me coloqué bien la camiseta y me adecenté el pelo. Metí las llaves en la cerradura y giré, abriendo la puerta.

-¿Dónde estabas?-preguntó mi madre, nada más que me vio entrar.
-Te dije que había ido a casa de Maggie, mamá-le miré raro y le señalé la notita que había dejado en el frigorífico.
-¿Quiénes más han ido?-inquirió de nuevo.
-¡Nadie!-exclamé.- ¿Qué ocurre?
-Nada, es que… Nada, déjalo.
-¿Mamá?
-Es que, creo que tienes novio, y no me lo quieres contar-dijo mirándome.
-¿Mamá?-solté una carcajada.-Soy muy pequeña para tener novio, y si lo tuviese, créeme que lo sabrías. Y ahora, me voy a dar una ducha y me pondré a ver una peli.
-Está bien, tienes galletas en el armario-y volvió a subir hacia su cuarto.

Me quité la ropa y me metí en la ducha, bajo agua caliente. Por esos días de diciembre ya hacía bastante frío, y eso te quitaba las ganas de salir. Pero Maggie siempre conseguía hacerme salir de casa, fuera como fuera.

Cuando salí de la ducha, me envolví en una toalla y contesté al teléfono. Me sorprendió bastante ver que era Rian quien llamaba, pero pensé enseguida que quizá era porque había pasado algo con la chica esa.

-¿Sí?-pregunté mientras me apoyaba en el lavabo.
-Jamie, hola-titubeó.- ¿Te apetece quedar mañana para ir a ver alguna película al cine e ir a cenar por ahí? O podemos ir a sacar fotos por ahí.
-Me parece buena idea lo de sacar fotos, tengo la cámara un poco abandonada-susurré mirando el techo.- ¿Pasas a buscarme mañana, entonces?
-Claro, ¿a las cinco en la puerta de tu casa? Llevo yo el coche-dijo enseguida, más alegre.
-¿Y el ensayo?-pregunté muerta de curiosidad.
-Oh, sí, cierto… Pues, podría llevarte luego al ensayo, seguro que Maggie va o algo así.
-Vale, sí, me parece genial. Entonces, ¿a las cinco?-sonreí animada.
-¡A las cinco! ¡Hasta mañana!

Colgué el teléfono y me puse el pijama. Me sequé el pelo y me encerré en mi cuarto. Encendí el ordenador, y cogí el móvil para enviarle un mensaje a Maggie, informándole de que al día siguiente, la vería en el ensayo, porque tenía cosas que hacer.

Puse Harry Potter uno, tenía planeado verme toda la saga de Harry Potter hasta que me cansase, bueno, al menos, las películas que habían sacado, porque los libros, me sabía de memoria los que tenía, y aun me faltaban por conseguir unos cuantos.

Mientras la película avanzaba, yo me quedé pensando seriamente en Jack, Alex, Maggie, All Time Low en general. Me gustaba ese rollo, no sé. Además, Frank no estaba, seguramente, como Maggie dijo, se habría muerto por hijo putismo, pero Lisa, la chica de clase que nunca hablaba con nosotras, no me daba buena espina, y Maggie no quería creerme, de todos modos, le daría una oportunidad.

Maggie siempre era demasiado buena con todo el mundo, su peor defecto, y su mayor virtud al mismo tiempo. Para encerarla. Todos completamente locos.

Cuando acabó la película, recogí todo, y me fui a dormir. Quería estar descansada para el día siguiente. Tenía ganas de hacer muchísimas fotos.

jueves, 7 de abril de 2011

Capítulo 23.

¿Hola? ¿Hay alguien? Fu, seguro que ya ni nos leéis. Siento haber tardado tanto en subir, enserio... pero es que se me juntaron exámenes, el concierto de Taylor, otro viaje a Madrid... que os diga Nat, que hoy mismo he terminado el capítulo que le debía desde la última vez que subí xDDD
Bueno, pues eso, que espero que os guste leer este fic tanto como a mí escribirlo... <3

Capítulo 23. (Maggie)
2004

El mismo viernes por la noche recibí un SMS de Alex diciendo que estaba nervioso, así que opté por llamarle.

-¡Hola! –saludé-. Eh, Alex, no estés nervioso, ¿vale? Todo va a salir bien, ya verás.
-Ya, pero es que… puf –suspiró.
-No te preocupes, tontorrón. En cuanto acabéis, llámame, ¿vale?
-Vale. Gracias, Magg. Te quiero.
-Y yo –sonreí, y colgué.

Me tumbé en la cama, y de tanto cansancio acumulado por la noche anterior, me quedé dormida.
Me despertó el móvil. Era Alex llamándome. Lo cogí, somnolienta.

-Hola –saludé, tratando de despejarme-. ¿Qué tal todo?
-Estamos en un pub los chicos y yo. ¡¡TENEMOS CONTRATO!! –exclamó.
-¿¡Enserio!? Dios, Alex, me alegro muchísimo –de verdad que lo hacía. Se lo merecían más que nadie.
-Mañana Jack y yo vamos a tu casa a ver una peli o algo, dice que llames a Jamie –rió
-Eh, ¿y esas invitaciones? Vale, pero a las siete, que mis padres se van por ahí a esa hora. Y dile a Jack que no venga con ganas de nada raro porque no le voy a dejar que lo haga –reí.
-Jack, dice Magg que mañana no te lleves condones –le dijo a Jack, haciéndome reír.
-¡Porque ella lo diga!

Nos despedimos tras un breve resumen de la cena y llamé a Jamie. Le comenté lo que teníamos planeado para el día siguiente y ella me dijo que a las seis estaría en mi casa para preparar todo.

Al día siguiente no hice mucho, estuve hablando por Skype con Alex y Jamie, hice algunos deberes que nos habían mandado de biología para el lunes y vi un capítulo de Cómo Conocí a Vuestra Madre.

-Maggie, nos vamos –avisó mi madre desde abajo-. Vamos a dejar antes a tu hermana. Volveremos sobre las doce o la una. No abras a nadie, ¿eh? Sólo al repartidor de pizza y a Jamie.
-Vale, mamá, hasta luego, pasadlo bien, ciao –me despedí.

Jamie no tardó en llegar a mi casa, y pusimos unos cinco o seis DVDs en la mesa del salón para que eligieran los chicos la que quisieran. Hicimos palomitas, cogimos mantas y llamamos a la pizzería para que nos trajeran las pizzas a tiempo. Aprovechamos también para poner unos platos, vasos y servilletas en la mesa, con un cuchillo para cortar la pizza.
Jack y Alex tocaron el timbre justo a las siete. Les abrí. Alex venía con unas cajas de pizza.

-¡Hola! Nos hemos encontrado al pizzero y le hemos pagado esto –sonrió.
-Gracias –sonreí, cogiendo las pizzas y besándole los labios con suavidad.

Jack abrazó a Jamie tras revolverme el pelo y entraron todos al salón. Jack se sentó en una esquina con Jamie al lado, examinando uno a uno los DVDs.

-¿No hay ninguna peli de miedo? –nos preguntó.
-Mira en el mueble de allí –le señalé-. Pero más bien hay pocas. Voy a por las bebidas, ¿qué queréis?
-Coca-Cola –contestó Jack.
-Ya lo sabes –me dijo Jamie.
-Y yo te acompaño.

Alex puso su mano en mi cintura y me acompañó a la cocina. Cogí los refrescos del frigorífico con mi lata de Coca-Cola y le pregunté a Alex que qué quería. Él me besó el cuello.

-A ti, pero bueno… me conformo con una Coca-Cola –sonrió, cogiéndola.

Volvimos al salón, donde ya estaban Jamie y Jack dándose el lote. Carraspeé, y Alex fingió tener un ataque de tos.

-Eh… lo siento –se disculpó Jamie, sonrojándose un poco.
-Venga, ¿cuál ponemos?
-¡Piratas del Caribe! –exclamó Alex, cogiendo la película y poniéndola en el reproductor de DVD.
-Pues ya está, si es la que el niño quiere… -dijo Jack, como si fuese una madre.

Reí y me senté junto a Jamie en el sofá. Alex se sentó junto a mí. Abrimos las pizzas y las partimos y comenzamos a comer mientras permanecíamos atentos a la película. Acabé tumbada sobre Alex, que me acariciaba la cara.
Cuando terminó la película, decidimos jugar al Twister, algo que resultó ser una locura. Jack le metió mano a Jamie, recibiendo una bofetada que les hizo caer a ambos y perder, y Alex cayó encima de mí, aplastándome, por lo que decidimos jugar una vez más.

-Venga, pie derecho en azul, Jamie –dije.
-Me voy a matar, ya verás –dijo ella.
-Eh, Jack, mano derecha en amarillo –dijo Alex.
-Parezco un jodido cangrejo –se quejó.
-Menos quejarte y más aguantar –soltó Jamie.

Continuamos jugando, y a las once, Jack y Jamie se fueron (no me preguntéis adónde, porque no me lo quisieron decir, aunque sabía que Jamie me lo contaría al día siguiente). Alex y yo recogimos todo, y nos fuimos a mi habitación. Me tumbé en la cama y él, a mi lado, me retiró el pelo de la cara y me besó la mejilla.

-Me lo he pasado genial –me susurró-. Algún día de estos tenemos que concertar la tercera cita, ¿eh?
-Ya –le besé los labios-. Oye, Alex… ¿qué somos? Porque ni somos novios ni amigos… ¿un rollo?
-Sí, supongo –sonrió-. ¿Es que no te gusta?
-Sí, sí que me gusta –reí-, pero no sé, tenía la duda.
-Espero que esto te lo aclare.

Sus labios interceptaron los míos con fiereza, pero con suavidad. Nuestras lenguas se rozaban con alegría, y él me acariciaba los muslos, mientras que yo tenía mis manos enredadas en su pelo, disfrutando del momento.

-Ya estoy en casa, Magg –exclamó Brooklyn-. Mamá y papá llegarán en una hora o así.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo 22.

Antes de que Patri me mate y reconociendo que Rian Dawson es sexy aun a pesar de que corra el riesgo de morir, he de decir personalmente que me encanta escribir sobre Jamie y sus líos, o sobre Jamie y sus pensamientos, me encanta escribir este puto fic y no quiero que acabe, porque me gusta y porque si acaba, Patri quiere hacer algo que yo no sé si sería capaz de hacer si escribiese yo el fic sola.
No tenía pensado poneros posdatas, así que sentiros afortunados :) Love y'all little bastards.


Capítulo 22. (Jamie)
2004

La noticia de que los chicos iban a tener discográfica, me encantó. La verdad es que se lo merecían, eran bastante buenos y merecían cumplir su sueño. Alex y Maggie iban demasiado acaramelados, incluso se besaban sin miedo a lo que la gente pudiese decir, me encantaba ver a Maggie así.

-Oye, Jamie-susurró Jack en mi oído.-Hoy te acompaño, ¿vale?
-Sí, porque Alex y Maggie van a comer con los padres de Maggie-no pude evitar reírme, y Jack se unió a mis risas.
-Esto va a ser muy divertido, ¿le has pedido que lo grabe?
-¡Sí!-reí y besé su mejilla.-Va a ser increíble.
-Cómo te gustan estas cosas-él rió y me agarró por la cintura.

Alex y Maggie se despidieron de nosotros y entraron en casa de Maggie. Jack sonrió y me acompañó, antes de llegar a mí casa, y para evitar miradas incómodas, Jack me giró haciendo que me encontrase cara a cara con él.

-Podíamos quedar algún día…-susurró y rozó nuestros labios.-O puedo pasarme yo por tu casa…
-Bueno…-murmuré.

Jack me empujó un poco más hacia él y me besó con diversión. Nuestras lenguas se encontraron casi al instante, y yo rodeé su cuello con mis brazos, mientras él me abrazaba más fuertemente por la cintura.

-Bueno, será mejor que te deje en la puerta de casa, sana y salva-sonrió de nuevo y besó mi cuello con rapidez.

Me dejó delante de la puerta de mi casa y besó la comisura de mis labios con diversión. Después se marchó y yo entré en casa. Mis padres estaban en la cocina, preparando la comida. Comimos con tranquilidad y después subí a mi cuarto.

Me habían regalado una camiseta de Maroon 5, la verdad, es que se agradecía. Pero había algo que no acababa de convencerme de la tal Lisa. Apostaba cualquier cosa a que sólo estaba haciéndose amiga de Maggie por Alex y el grupo, porque estaba bastante claro que a mí no me caía para nada bien.

Mi móvil empezó a vibrar encima de la mesilla, lo cogí al ver que era Rian.

-¿Sí?
-¡Jamie! Oye, ¿te apetece ir a hacer un par de fotografías por Baltimore?-preguntó ilusionado.
-Me gusta la idea, ¿pero no tienes que estar a las nueve para lo de la cena con los productores o algo así?-pregunté curiosa.
-Oh cierto… ¿Puedo pasarme por tu casa?
-Sí, claro. Además, Alex está dándole clases a Maggie de guitarra…-murmuré tumbándome en la cama.
-Sí, claro, de guitarra…-susurró y ambos reímos.
-Entonces, ¿a las cuatro y media vienes? Mis padres se van a trabajar a esa hora, y si quieres podemos ver una película o escuchar música o algo por el estilo…
-O me puedes ayudar con lo de la chica esta-propuso aun más feliz.
-Está bien, me gusta eso de ayudar, creo que me lo ha pegado Maggie…
-Sí, además, me tienes que contar lo de que te liases con Jack-su voz tenía un tono molesto, pero decidí pensar que sólo era mi imaginación.- ¿Me mandas un mensaje con tu dirección?
-Vale, en un ratito te lo envío. Hasta dentro de un rato.-colgué y bajé las escaleras.-Mamá, va a venir un amigo a dejarme unos apuntes, y seguramente se quede porque tiene problemas con su novia y quiere hablar conmigo.
-¿No será el amigo de Maggie?-inquirió mi madre asomándose por la puerta.
-Maggie no tiene novio, mamá-dije y omití decir el “de momento” que todos sabíamos ya.-Pero es amigo del amigo de Maggie, si te sirve.
-Vale, pero nada raro y…
-¡Siempre me dices lo mismo, mamá!-exclamé.
-Lo sé, pero siempre me haces caso, por eso te lo digo-sonrió y volvió a la cocina.

Le mandé el mensaje a Rian y abrí el libro de biología para terminar la autoevaluación, así hacía algo interesante hasta que él fuese a casa. Me di prisa en acabar los ejercicios, porque a las cuatro menos cuarto tenía la autoevaluación completa, así que encendí el ordenador y puse Green Day de nuevo, American Idiot me motivaba mucho.

Lo primero que hice al tener el ordenador encendido, fue entrar en el msn, aunque Maggie no estaba, lo dejé encendido por si aparecía, y después me fui a una página de Internet para poder ver películas en buena calidad, y estuve mirando que películas podía ver si a Rian le apetecía ver alguna. Al final, yo me decanté por entrenador Carter, más que nada porque Channing Tatum me encantaba.

A las cuatro y media, Rian llamaba a la puerta de mi casa con la típica sonrisa que le caracterizaba. Le invité a pasar y le guié hasta mi cuarto, él pareció conforme con ver la película que yo había seleccionado, y mientras la peli cargaba, él y yo bajamos a hacer palomitas.

-¿Por qué te liaste con Jack?-preguntó con curiosidad mientras escuchábamos las palomitas explotar dentro del microondas.
-No me gusta que den por sentado que si Jack quiere, Jack puede. Yo quería, yo pude. Es una tontería que todo el mundo piense que Jack se las lleva porque sí. Fui yo quien se lió con Jack, no él conmigo-me encogí de hombros y puse las palomitas en un bol. Cogimos dos latas de Fanta y volvimos a subir a la habitación.

La película fue bien, Rian y yo estuvimos hablando largo y tendido sobre los chicos, sobre All Time Low y sobre la noticia de la discográfica, pero nos centramos sobre todo en el tema de la chica que traía loco a Rian, de verdad le gustaba, eso se podía notar.

-Es que, no sé. No la conozco desde hace mucho, quizá tú la conozcas…-comenzó.-La conocí en la fiesta de Frank, y la veo todos los días y tal. No sé, me cae genial, es simpática, agradable, sincera, y no se acobarda fácilmente, eso me gusta.
-¿Y dónde está el pero…?-le miré curiosa.
-Que yo no le gusto a ella, porque si le gustase se habría notado. Mira tú y Jack por ejemplo, siempre estáis hablando y os picáis mutuamente. O Alex y Maggie, siempre están juntos y todo eso…
-¿Y?-le miré de nuevo, sin entenderle.-Venga, Rian. Ahora me dirás que te da miedo ir a por ella. Has perseguido tu sueño con All Time Low, y vais a conseguirlo. ¿Pero te da miedo ir de cabeza a por una chica porque ella no ha mostrado ningún signo de que le gustes?
-Sí.
-Entonces enamórala-dije y me encogí de hombros.-Si de verdad te gusta, enamórala.

viernes, 11 de marzo de 2011

Capítulo 21.

¡¡He aquí nuevo cap!! Me echan, así que... x)
¡Espero que os guste!
Patri.

Capítulo 21. (Maggie)
2004

Despertamos con un ligero dolor de cabeza, nada que no se pudiera remediar con un ibuprofeno y un calentito vaso de leche.
Las clases no fueron mal, nos dieron las notas de los exámenes y Jamie y yo teníamos todas las asignaturas aprobadas y con buena nota. También entregamos los regalos del amigo invisible, y me alegré bastante de que Frank no hubiera asistido a clase, una mentira que evitaba. A mí me lo entregó una chica llamada Lisa, que me dio una sudadera de Blink-182. Lisa se vino en el recreo con nosotras, diciendo que nos había visto en el cumpleaños en el que habían tocado All Time Low.
La chica era simpática, la verdad, aunque a Jamie no le cayó del todo bien.

-Es una interesada, Magg –suspiró. Estábamos en las taquillas, dejando unos libros y cogiendo las mochilas, listas para salir.
-¿Por qué? ¿Porque nos ha visto en un cumpleaños? Venga ya, Jamie.
-No, porque sabe que somos amigas de ellos –suspiró, irritada-. Lo único que debe de querer es estar con ellos.
-Mira, dale una oportunidad. Es simpática, me cae bien –sonreí-. ¿Lo harás por mí?

Ella, tras un largo suspiro, asintió.

-Tápate un poco más el chupetón, Magg. Te está mirando todo el instituto –rió.
-Con que no lo vean mis padres… bastante tengo ya con mi madre insistiendo en que Alex se quede a cenar –bufé-. Lo peor es que hoy comen mis padres en casa.
-Oh, Dios –rió-. Grábalo, por favor, y pásamelo. Quiero ver vuestras caras.

Entre risas, llegamos a la puerta, donde Alex y Jack nos abrazaron. Sí, los dos a las dos, a la vez. Tipo el “abrazo fuerte” de los Teletubbies.

-Eh, ¿y esa alegría?

Pero los dos estaban muy emocionados como para contestarme. Sólo Jack lo pudo decir:

-¡¡TENEMOS DISCOGRÁFICA!! –exclamó.
-¿¡Enserio?! –gritamos Jamie y yo, y les abrazamos.

Alex reaccionó besándome y, cuando nos separamos, le besé la mejilla. Me alegraba muchísimo por ellos. Llevaban muchísimo tiempo persiguiendo su sueño, y al fin lo iban a conseguir.
Decidimos emprender el camino a casa, felices.

-Es genial –sonreí, Alex y yo íbamos delante, abrazados-. ¡¡Cuenta!!
-Pues se nos ha acercado la chica que dio el cumpleaños y nos ha dicho que a las nueve unos directivos de Emerald Records quieren cenar con nosotros para negociar un contrato, así que hoy no habrá ensayo –sonrió.
-¿Y clases? –pregunté. Llevaba todo el día pensando en estar con él.
-Claro que sí, enana –volvió a sonreír, y besó mis labios con suavidad.

Llegamos a casa y entramos, dejando que Jack acompañara a Jamie a casa.

-Hola –saludé.
-Hola, cielo –me contestó mi padre desde la cocina-. ¿Ha venido Alex también?
-Sí, vamos a dejar las cosas y bajamos a comer –dije.

Subimos las escaleras y entramos a mi cuarto.

-¿Tus padres comen hoy con nosotros? –me preguntó Alex.
-Sí –reí-. Lo siento.
-No, ¿qué dices? Será divertido –rió-. Tápate mejor la marquita, si no quieres que me echen de casa.

Me abrazó, besó con suavidad la marca que me había dejado en el cuello la noche anterior, y me la tapó con mi pañuelo.

-Hecho –sonrió.

Bajamos las escaleras y nos internamos en la cocina, donde estaba mi madre repartiendo la comida en los platos y mi padre, sentado. Se saludaron y Alex y yo nos sentamos. Vale, estaba nerviosa. Más que nada, porque mi madre ya sospechaba que Alex me gustaba y mi padre estaba empezando a pensar que tantas visitas y demás no eran normales de un amigo.
La comida no fue tan terrible como me imaginé, pues Alex sacó el magnífico tema de su posible contrato discográfico y mis padres se interesaron más en eso que a dónde iban a parar los labios de Alex.
Cuando terminamos de recoger la mesa, subimos a mi  habitación. Traje las guitarras, y le di la de mi padre a Alex.

-Bien, ¿has practicado estos días? –me preguntó.
-Sí, y me sale más o menos bien –sonreí-. Pero seguro que ahora la tocas tú y me dejas los dientes largos.

Él rió y la tocó. En efecto, hice la predicción exacta. Lo repetí yo, y me aplaudió.

-Sí, venga ya, ahora trata de camuflar mi penosidad –reí-. Ahora, ¡enséñame! Para algo te pago.
-No me pagas.
-Ah, bueno, entonces te quedas sin besos.
-Genial.
-Pues vale.

Pero él me robó un beso, haciendo que se me cayera la guitarra. Le miré amenazadoramente y dije:

-¡Deja de distraerme, Alejandro! Ahora, a tocar.

La recogí y me continuó enseñando tablaturas, me dio una que no tenía nombre.

-¿De qué canción es? –le pregunté.
-No te lo puedo decir. Tú, tócala.

Le hice caso. Me sonaba, mucho. La seguí practicando, bajo la atenta mirada de Alex, que de vez en cuando la tocaba él para que yo no me atascara.

-Es… -comencé a decir.
-Sí –sonrió, besándome con suavidad.

¿Por qué lo habría hecho? ¿Por qué me habría enseñado a tocar Lullabies? Dejé la guitarra a un lado de la cama y le abracé.